Publicado 11/03/2022 08:00

Luis del Val.- Borrell tiene razón

MADRID, 11 Mar. (OTR/PRESS) -

Bastantes amigos y compañeros han criticado a Borrell por recomendar que bajáramos un poco la calefacción, pero no sólo habrá que hacer eso, sino dentro de tres o cuatro meses bajar las frigorías del aire acondicionado. Y, eso, en el afortunado caso de que el Psicópata Criminal no nos introduzca en una III Guerra Mundial que --como auguró Einstein-- nos podría llevar a la Edad de Piedra, pero con seres humanoides con sobredosis de radioactividad.

Cuando algo escasea, el sentido común más elemental aconseja racionarlo y administrarlo con mesura. El pescado, por ejemplo, sigue apareciendo en los mercados, porque hemos aplicado unas cuotas, antes de que esquilmáramos los mares. En tiempos de sequía --y en España los hemos sufrido-- se restringen el uso del agua, se prohíbe el relleno de piscinas y el riego de jardines, y nadie dice que eso sea una locura.

Hay países en los que una mujer, o un hombre, deben recorrer 14 o 20 kilómetros a pie para poder rellenar un pellejo de cabra de agua, de un pozo manifiestamente insalubre, y regresar luego a su choza, mientras en la mayoría de los países de la Unión Europea, limpiamos el polvo de nuestros automóviles con decenas de litros de agua potable.

Bajar un poco la calefacción no es ni siquiera un gesto de solidaridad, sino una aplicación del egoísmo bien entendido, porque no hay energía para todo y para todos y, mucho menos, barata.

La inflación, que nos hace más pobre a los ciudadanos que no somos ricos, no va a desaparecer aunque terminara la guerra, porque dependemos de la energía para pescar la sardina, para llevarla a puerto, para transportarla al mercado y, después, para conservarla a una temperatura adecuada en un frigorífico con objeto de que no se envenenen los compradores de sardinas.

No basta con emocionarse ante las desgracias de la guerra: es necesario tener constancia de que nos afecta a toda Europa, por muy lejos que estemos del lugar dónde el Psicópata Criminal ordena bombardear maternidades, mujeres embarazadas y recién nacidos

En no pocas ocasiones, he criticado a Borrell, pero me constan que es un hombre inteligente y, en estas circunstancias, le asiste la razón.

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