MADRID 18 Oct. (OTR/PRESS) -
La dirección del Partido Popular ha cambiado de estrategia en relación con la instrucción del sumario del 11-M. A una semana sin nuevos "agujeros negros" periodísticos, corresponden otros tantos días de silencio de la cúpula popular. Bien sea por agotamiento o bien porque hasta en el despropósito la fantasía tiene un límite, lo cierto es que tanto Eduardo Zaplana como Ángel Acebes, parece que han optado por cambiar de guión. La historia de la supuesta "conspiración" -que de ser cierta debería haber sido advertida por el señor Acebes cuando era ministro del Interior-, no da más de sí. Los esfuerzos para crear sospechas y sembrar dudas en torno a la investigación parece que, amén de vender periódicos, tenían como objetivo alargar la fase de instrucción del sumario para dilatar el juicio e impedir que coincidiera con las próximas elecciones legislativas. De ahí la suelta de broma, me refiero al molusco que coloniza la quilla de los barcos restándoles velocidad.
Pero el juicio tiene ya fecha: se verá en febrero. La vista oral por la matanza terrorista de Atocha va a ser sonada. Nos va a devolver el recuerdo del horror: 191 personas asesinadas de manera alevosa, manifestaciones multitudinarias de repulsa y rabia dolor. También retornará la ominosa memoria de la guerra de Irak y la insensata foto de las Azores. El escenario social y mediático que brotará de semejante conjunción de factores no va a ser favorable para el PP. Entre otras razones porque la actual dirección de los populares no ha sido capaz de digerir la derrota electoral del 14-M y ha perdido dos años y medio dedicando gran parte de sus energías a explicar lo bien que lo hizo el último Gobierno Aznar. Han perdido tiempo en eso, en vez de contarles a los ciudadanos que Rajoy, el nuevo líder, no tenía intención de repetir algunos de los errores que llevaron a los populares a la pérdida de la confianza de los electores. Queda todavía un año largo de legislatura y éste inopinado silencio de las alturas del PP entorno a la supuesta "conspiración" sólo sea un compás de espera para ver qué pasa el día 1-N en Cataluña, pero quizá la cosa va más allá y lo que anuncia es un cambio de estrategia del primer partido de la oposición.
Si así fuera, podría interpretarse como una reafirmación de la autoridad de Mariano Rajoy frente a los sargazos mediáticos que tienden a fijarle la posición. Lo de Cataluña se sustancia en dos semanas, así que pronto saldremos de dudas.
Fermín Bocos.