MADRID 14 Mar. (OTR/PRESS) -
He oído críticas a Pepe Blanco, número dos del PSOE, por su alusión a la cantidad de asistentes a la manifestación del pasado sábado, número que, en su opinión, es la mitad de los muertos que hasta el momento ha producido la guerra de Irak. Yo comprendo que estas cosas son duras y desagradables de oír para la gente del PP, especialmente para sus dirigentes. Pero se tienen que decir, sobre todo cuando los del PP no se cortan un pelo en nada y para nada. Lo de Blanco se dice por otros que es inoportuno. No lo sé. Pero, en un tiempo de mentiras, de intoxicaciones y de recreación de la realidad, seguramente no está mal que se digan algunas verdades ya incontestables como ésa. En la guerra de Irak ya van mucho más de seiscientos mil muertos, cifra que Blanco ponía en relación con los 340.000 manifestantes. Pero lo importante es que esa inmensa cantidad de muertos no se habría producido si la guerra de Irak no hubiese existido, puesta en marcha por el tripartito de las Azores.
Se comprende que tales cosas no sean del gusto de los oídos de los responsables del Gobierno de España cuando la guerra se puso en marcha. Pero qué le vamos a hacer. La conexión de esa guerra con el atentado del 11-M, por lo demás, es evidente y ahora más, después de la oficialización de los testimonios durante los días que lleva celebrándose el juicio por aquella espantosa masacre. Se comprende también, aunque se critica, que el presidente del PP no dijera ni una sola palabra de los 192 muertos del 11-M en su discurso de la manifestación del sábado, y que tampoco dijera ni una palabra sobre el propio atentado y, mucho menos, sobre la guerra de Irak en la que tiene su origen, según la implacable y asesina lógica del terrorismo, en este caso islamista. Y así resulta que una decisión penitenciaria sobre la situación de un preso se ha montado política y mediáticamente por encima del más espantoso y sangriento suceso de la reciente historia de España. Rajoy y sus colaboradores no escuchan. Tampoco este martes en la Comisión del Congreso. Ahora toca las mentiras sobre Navarra para el sábado.
Pedro Calvo Hernando.