MADRID 12 Jul. (OTR/PRESS) -
Contra lo que la todavía dirección del Partido Popular pretende imponer a la ciudadanía, hay diversas maneras de pensar respecto al terrorismo, esto es, diversas maneras de pensar en cómo combatirlo y derrotarlo, y es seguro que bastantes de ellas colisionan frontal y radicalmente con la manera depensar del PP, en el caso, desde luego, que encaje el término "pensar" en defender únicamente, y de modo estéril según vemos desde hace más de 30 años, la alternativa de la fuerza y de la persecución policial, que como toda persecución va, lamentablemente, por detrás. También cuando el asesinato de Miguel Ángel Blanco, aquellos días que estremecieron el corazón de todos, había diversas opciones y pensamientos en relación al caso, algunos de los cuales, fundamentados en el valor supremo, irrepetible e irreparable de la vida, habrían sido partidarios de algún tipo de acción institucional (no necesariamente una concesión, sino un gesto o movimiento dilatorio) para salvar la vida al joven concejal.
Sin embargo, incluso aquellos, muchos, que disentían con la actitud del gobierno de Aznar de no mover un dedo en ese sentido, tuvieron la generosidad suficiente para no acusarle a él de su muerte, sino, en clamor unánime, a los que habían secuestrado y sentenciado a Miguel Ángel, secuestrando con él a toda la sociedad española. Por desgracia, la todavía cúpula dirigente del PP ignora esos conceptos de unidad y generosidad que inspiraron la movilización general contra ETA. Y por eso, las últimas imágenes de los Acebes, Zaplana y compañía apropiándose lo que es de todos trascienden lo patético para inscribirse, trágicamente, en el ámbito de la ofensa a la comunidad.
Rafael Torres.