Publicado 14/07/2020 08:00

Rafael Torres.- El voto y la quietud

MADRID, 14 Jul. (OTR/PRESS) -

En realidad, los electores de Galicia y del País Vasco han votado lo mismo que hace cuatro años. Otra cosa es que algunas de las formaciones receptoras del voto se llamaran de otra forma. Así, quienes en las anteriores elecciones autonómicas votaron a Podemos, en las actuales lo han hecho al BNG y a Bildu, pero con idéntico propósito y desde las mismas convicciones ideológicas.

No obstante, los comicios del domingo sí depararon algún resultado pintoresco, pues junto a la previsible caída de Podemos y al trasiego de sus anteriores votantes a siglas de contenido similar, se registró la incongruencia de la práctica desaparición del partido ganador en Galicia. Aquí, ganó Feijóo, sin que el PP primo-hermano de Vox que controla, es un decir, Pablo Casado, tuviera arte ni parte. Mejor para Feijóo, ciertamente, pues allí donde las siglas de esa secuela del aznarismo no habían desaparecido, el PP se pegó un guarrinazo en las urnas como sólo de un Iturgaiz cabría esperar.

En tiempos de tanta incertidumbre es natural, según los politólogos, que el electorado tienda a lo consolidado. Al electorado de Feijóo, del PNV y del PSOE no iba a quebrársele en las actuales circunstancias su fidelidad, que es con la que se ha amasado el triunfo de los dos primeros y la que ha dejado al PSOE como estaba, que también es un triunfo. Pero a los votantes a la izquierda de éste, de una izquierda más del terruño, les ha ocurrido algo similar, sólo que su fidelidad a sí mismos les ha alejado de la marchita novedad de Podemos, sus Mareas y sus cosas, y se han reunido momentáneamente donde siempre, en Bildu y el BNG, a la espera, tal vez, de nuevas novedades.

La quietud del llamémosle electorado conservador parecería contrastar con la aparente inquietud del llamémosle electorado progresista, pero el cambio de siglas de éste también expresa, con su retorno a los orígenes, una voluntad conservadora de quietud. Los pedazos de mayorías absolutas del centro derecha en Galicia (Feijóo) y del centro izquierda en el País Vasco (PNV-PSOE), no le invitan hoy a una oposición de alegrías perecederas y escisiones continuas como la representada fugazmente por Podemos.

Gallegos y vascos han votado, pues, lo mismo que la vez anterior, o muy parecido. No es que se avecinen tiempos de marasmo, es que ya están aquí.