Actualizado 05/06/2007 02:00

Ramón Pi.- Desde la libertad.- El hombre de Estado

MADRID 5 Jun. (OTR/PRESS) -

El Día de las Fuerzas Armadas, que se celebra anualmente, no tiene fecha fija. Con esta jornada se han hecho algunos experimentos en los últimos años, y parece que todavía no se ha logrado dar con la fórmula que a todos satisfaga. El caso es que este año se decidió que fuera en León el domingo 3, con el desfile y la recepción propios de la festividad. León, patria chica del actual ministro de Defensa, patria chica adoptiva del presidente del Gobierno; no parece que estas circunstancias hayan sido mera coincidencia, pero da lo mismo. La gente se echó a la calle a ver el desfile (con los aplausos redoblados, ya tradicionales, a la Legión y la Guardia Civil), y allí estaban, en la tribuna, las primeras autoridades civiles y militares.

Como en los tebeos de Astérix, nos preguntamos: ¿Todas? ¡No! Todas, no. Había una ausencia, una ausencia destacada, que todos percibieron. ¿Quién era el ausente? Lo han adivinado: Rodríguez Zapatero, el presidente del Gobierno en persona, que no ha ido a ningún Día de las FAS desde que ocupa La Moncloa. Podría pensarse que le tiene manía a todo lo militar, pero no parece que ésta sea la razón, puesto que se inventó una unidad militar armada hasta los dientes para casos de emergencia, que depende directamente de él, así que, según para qué, eso de los militares parece que le gusta. Lo de no levantarse al paso de la bandera de Estados Unidos no fue manía a lo militar, sino manía a Estados Unidos. Es que él es progresista, no sé si el lector se había dado cuenta de eso.

Oficiosamente parece que alguien ha dicho que procura dejar su agenda vacía los domingos. Hombre, ahora resulta que es muy creyente y observa el día del Señor como los judíos el Sabbath, sin mover un músculo. El lector me perdonará el tono, pero es que semejante "explicación" no puede tomarse en serio.

A Rodríguez le gusta eso de hacer -o no hacer- cosas en plan gesto, así como insinuando, de modo que el inolvidable Tip podría decir, moviendo los dedos índice y corazón: ¿Comprenden el doble sentido? Recuérdese su asistencia al estreno de la película-panfleto de Amenábar sobre el desventurado suicida Ramón Sampedro, o la vez en que se puso en la cabeza un pañuelo igual al de Yasser Arafat. Gestos, insinuaciones. Y, además, parece que la compañía de los militares no le gusta, y menos si luego a la recepción van los periodistas.

O sea, lo que se llama todo un hombre de Estado. Qué suerte tenemos con él.

Ramón Pi.

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