WhatsApp gratis: el gran fracaso de las 'apps' de pago

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Actualizado: lunes, 18 enero 2016 13:40

   MADRID, 18 Ene. (Portaltic) -

   WhatsApp ha tirado la toalla. Sus cientos de millones de usuarios no son suficientes para que el servicio dé ingresos que compensen los casi 22.000 millones de dólares que pagó Facebook por él. Por eso, a partir de ahora su descarga y uso serán totalmente gratuitos.

   WhatsApp es una de las aplicaciones más utilizadas del mundo cada día, pero eso no ha sido suficiente para que los usuarios abonen una cantidad que garantice su rentabilidad. Y eso que la tasa actual estaba en menos de 1 euro/dólar al año, que en muchos casos se extendía aún más tiempo.

   Cuando en 2013 WhatsApp comenzó a extender su tasa de pago a todos los ecosistemas móviles, en Portaltic publicamos un artículo de análisis en el que catalogábamos de "vergüenza" que los usuarios no quisieran pagar esa pequeña tasa por una aplicación realmente útil que utilizan a diario.

   Unos cuantos usuarios reconocían que no querían empezar a pagar por un servicio que hasta ese momento había sido gratis. Muchos usuarios, sin embargo, justificaban su negativa con la inseguridad que les genera tener su tarjeta de crédito o débito en una tienda de descargas, como Google Play o la App Store. O porque directamente no disponen de ella, al ser usuarios jóvenes.

   Este segundo, el miedo a pagar online o la ausencia de una tarjeta, ha sido el argumento que ha esgrimido WhatsApp para justificar el fracaso de su modelo de negocio.

   "Muchos usuarios de WhatsApp no tienen una tarjeta de crédito o débito y están preocupados porque vayan a perder acceso a sus amigos o familia después del primer año", explica la compañía en un comunicado publicado en su blog. Así que durante las próximas semanas, vamos a quitar esas tasas en las diferentes versiones de nuestra 'app' y WhatsApp ya no cobrará nunca más por el servicio".

   Es cierto que sería excesivo culpar a los usuarios, a su tacañería, por el fracaso de WhatsApp. Este servicio y muchos otros en forma de 'app' se dirigen a un público universal que o no quiere poner su tarjeta en una web/app o no cuenta con ella.

   Pero resulta triste ver que un servicio con una base de usuarios tan enorme (más de 1.000 millones de usuarios) es incapaz de sacar rendimiento económico a su aplicación con unas tasas de pago ínfimas en relación al servicio que ofrece.

   ¿Qué podemos esperar del mercado de los videojuegos móviles o de otras aplicaciones como servicio que quieran hacer negocio mediante la venta directa? Está claro que poco o nada.

   El modelo de negocio debe ser otro y dos son los que parecen más claros (más allá de la publicidad, que tiene las patas cortas): el primero, las microtransacciones, que es de donde están sacando rendimiento económico casi todos los videojuegos móviles (no hay más que ver los 'rankings' de principales apps, según ingresos, acaparados por juegos gratuitos); el segundo, ser un canal para que otras compañías (que es más probable que paguen) mejoren sus negocios. Es decir: un servicio para empresas.

   Este es el modelo de negocio de webs y 'apps' de cupones de descuento, comparadores de todo tipo y, también, ahora, WhatsApp. El nuevo WhatsApp ofrecerá una experiencia de uso idéntica al usuario y no incorporará publicidad, pero al mismo tiempo contará con cuentas de pago para empresas que quieran mejorar la comunicación con sus clientes.

   ¿Es esto lo mejor para el usuario? ¿Es bueno que aplicaciones que se centran exclusivamente en ofrecer un buen servicio y una buena experiencia no ganen suficiente dinero para sobrevivir tratando de cobrar al usuario? Evidentemente: no, porque esto limitará el plan de negocio de una compañía que haya dado con una magnífica idea para un servicio. Y esas vueltas que le tendrán que dar para monetizarla probablemente llevarán a modificarla y, quizá, empeorar la experiencia final.

   Sin embargo, es lo que hay. En el mundo del 'software' actual, una buena idea y una adopción enorme de uso no son, ni mucho menos, garantía de éxito. Y el fracaso de WhatsApp es quizá la mayor prueba de que es algo que difícilmente vaya a cambiar.