MADRID 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
El riesgo cardiovascular se reduce un 6% por cada pieza de fruta o plato de verdura más que se consuma al día, según aseguró la doctora Juana Morillas, profesora de la Universidad Católica San Antonio (Murcia) en el marco del VI Encuentro Nacional de Salud y Medicina en la Mujer, que se celebra en Madrid.
Según los especialistas, la adopción de una dieta saludable es, junto con el ejercicio físico aeróbico y no tener hábitos tóxicos como tabaco o alcohol, un punto clave en la prevención primaria y secundaria de las enfermedades cardiovasculares.
En este sentido, subrayaron que la alimentación debe aportar antioxidantes, sustancias presentes tanto en la dieta como en el organismo que contrarrestan el daño oxidativo generado, fundamentalmente, por los radicales libres. "La enfermedad cardiovascular se desarrolla con un alto grado de estrés oxidativo en el organismo, por lo que cualquier terapia dirigida a disminuir dicho estrés, que es lo que hacen los antioxidantes, está indicada para disminuir el riesgo cardiovascular", señaló la doctora Morillas.
En el caso de la mujer, su mayor longevidad se atribuye con frecuencia al efecto cardioprotector de los estrógenos ováricos. Así, el doctor Santiago Palacios, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, "los estrógenos suponen una ventaja ante la supervivencia de las mujeres, puesto que favorecen la actuación de enzimas antioxidantes, y ello las protege frente al estrés oxidativo y, con ello, frente a diversas patologías".
A este respecto, advirtió que "con la llegada de la menopausia, se produce una caída brusca de esteroides sexuales con una mayor susceptibilidad de presentar patologías cardiovasculares y una afectación considerable en la calidad de vida".
Por este motivo, añadió el doctor Palacios, la mujer tras la menopausia debe tener mucho más en cuenta la ingesta de alimentos con antioxidantes, evitando, al mismo tiempo, aquellos hábitos que provocan un aumento de radicales libres, como el consumo excesivo de tabaco y alcohol, la alimentación rica en grasas, sedentarismo o una dieta poco equilibrada.