MADRID, 13 Oct. (EUROPA PRESS) -
Unas 200 personas que trabajan en asistencia religiosa en los hospitales, participan desde este martes hasta el próximo jueves en la Casa de Espiritualidad San José (El Escorial, Madrid), en el Simposio sobre Pastoral Hospitalaria que organiza la Conferencia Episcopal Española (CEE) y que tiene como objetivo adaptar la pastoral evangelizadora a las circunstancias actuales hospitalarias.
El programa del encuentro incluye ponencias, experiencias y trabajos en grupo que permitirán definir cómo hacer eficaz la asistencia religiosa católica en los hospitales teniendo en cuenta los cambios que se han producido en la sociedad y en los centros hospitalarios en los últimos años.
"Estos cambios plantean un desafío y el reto es dar una respuesta adecuada para que la acción evangelizadora de la Iglesia esté presente en los hospitales respondiendo a estas nuevas necesidades", aseguran desde la Comisión de Pastoral de la CEE.
En la actualidad, el Servicio de Asistencia Religiosa Católica Hospitalaria (SARCH) está presente en 322 hospitales públicos en los que se atienden 125.134 camas y se hace acompañamiento a unas 146.460 personas al mes, entre enfermos y familiares.
Para este trabajo pastoral se cuenta con 483 capellanes a jornada completa; 271 a media jornada; 83 personas idóneas (no sacerdotes) a jornada completa; 61 personas idóneas a media jornada; y alrededor de 800 voluntarios.
Uno de los trabajos de este simposio será analizar los resultados de una encuesta previa realizada por el departamento de Pastoral de la Salud de la CEE. La encuesta recoge los datos de las delegaciones diocesanas de pastoral sanitaria y las repuestas personales de los miembros del SARCH.
Entre las 39 preguntas que se les plantean, destacan las cuestiones sobre el grado de satisfacción personal, las necesidades de formación, las actividades pastorales a las que se dedica más tiempo, la relación con el personal hospitalario o los problemas en el desarrollo del servicio.
Las respuestas al cuestionario revelan que la mayoría de los trabajadores empezaron a trabajar porque se lo pidió el obispo, llevan trabajando menos de 15 años en el hospital, están satisfechos en su misión pastoral y no se sienten cansados. Además, el 80 por ciento cree que la remuneración económica es justa.
