Benedicto XVI advierte del peligro de que el terrorismo lleve a "un choque de civilizaciones"

Actualizado: lunes, 9 enero 2006 17:35


ROMA, 9 Ene. (EUROPA PRESS/C. Giles) -

El Papa Benedicto XVI advirtió hoy del peligro "de que el terrorismo organizado, que se extiende ya a escala mundial" lleve a un enfrentamiento entre civilizaciones. En su mensaje durante la audiencia para felicitar el Año Nuevo al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y que es considerado como un resumen de la visión del mundo que tiene el Pontífice, Benedicto XVI destacó que se vislumbra "el peligro de un choque de civilizaciones".

"El peligro se hace más agudo por el terrorismo organizado, que se extiende ya a escala mundial. Sus causas son numerosas y complejas, además de las ideológicas y políticas, unidas a aberrantes concepciones religiosas", añadió el Papa.

En este sentido, pidió los Estados que favorezcan "las posibilidades de intercambio y de comprensión mutua". "Por ello, lo que hoy se pide es, ante todo, que se elimine todo obstáculo para el acceso a la información por medio de la prensa y de los modernos medios informáticos, y, además, que se intensifiquen los intercambios de profesores y de estudiantes entre las disciplinas humanísticas de las universidades de las diversas regiones culturales", dijo.

Benedicto XVI explicó que el origen de los conflictos y las guerras de religión se debe a veces a "tensiones, a incomprensiones" pero explicó que en ocasiones se llega a ellas "por una serie de causas concomitantes, que poco o nada tenían que ver con la verdad y la religión". Llegado a este punto, el Papa volvió a pedir perdón por los errores de la Iglesia Católica en el pasado.

"Por lo que concierne específicamente a la Iglesia Católica, ésta condena los graves errores cometidos en el pasado, tanto por parte de sus miembros como de sus instituciones, y no ha dudado en pedir perdón. Lo exige el compromiso por la verdad", afirmó.

LIBERTAD RELIGIOSA

Otro de los temas tocados por el Santo Padre en su mensaje fue la necesidad de que los Estados den "un valor prioritario al espacio reservado a los derechos, a la libertad, ya sea en la vida pública como en la privada, ya sea en las relaciones económicas como en las políticas, ya sea en las relaciones culturales como en las religiosas".

A este respecto, Benedicto XVI destacó que "la acción de la diplomacia de la Santa Sede está, por su naturaleza, orientada a promover, entre los diversos ámbitos en que debe desarrollarse la libertad, el aspecto de la libertad de religión".

Asimismo mostró su preocupación porque "en algunos Estados, incluso entre los que pueden alardear de tradiciones culturales pluriseculares, la libertad, lejos de ser garantizada, es más bien violada gravemente, particularmente respecto a las minorías".

"Los derechos fundamentales del hombre son los mismos en todas las latitudes; y entre ellos un lugar preeminente tiene que ser reconocido al derecho a la libertad de religión, porque concierne a la relación humana más importante, la relación con Dios", aseveró.

"Quisiera decir a todos los responsables de la vida de las naciones: ¡si no teméis la verdad, no debéis temer la libertad! La Santa Sede, cuando por doquier pide condiciones de verdadera libertad para la Iglesia Católica, las pide igualmente para todos", puntualizó.

DERECHO DE EXISTENCIA DE ISRAEL

Asimismo, el Pontífice también habló de la situación en Tierra Santa y consideró que "el Estado de Israel tiene que poder subsistir pacíficamente de acuerdo con las normas del derecho internacional".

Igualmente, añadió, "el pueblo palestino ha de poder desarrollar serenamente las propias instituciones democráticas por un futuro libre y próspero".

Benedicto XVI llamó además la atención sobre la situación en Líbano, "cuya población debe encontrar, también con la ayuda de la solidaridad internacional, su vocación histórica de colaboración sincera y fructífera entre las comunidades de diferentes credos", así como en todo Oriente Próximo, y particularmente en Irak, "cuna de grandes civilizaciones, enlutado diariamente en estos años por sangrientos actos terroristas".

El Papa también recordó al continente africano y "sobre todo los países de la región de los Grandes Lagos, donde todavía se sufren las trágicas consecuencias de las guerras fratricidas de los años pasados; pienso en las poblaciones indefensas de Darfur, golpeadas con execrable ferocidad, con peligrosas repercusiones internacionales; y pienso en tantas otras tierras, de diversas partes del mundo, que son teatro de cruentos conflictos".

PETICIÓN DE SOLIDARIDAD A LOS PAÍSES RICOS

La voz del Papa se elevó también para criticar a algunos Estados prósperos que destinan su capital al armamento en vez de ayudar a los países necesitados. Según el Pontífice, que se remitió a "datos estadísticos disponibles", "menos de la mitad de las ingentes sumas destinadas globalmente a armamento sería más que suficiente para sacar de manera estable de la indigencia al inmenso ejército de los pobres".

En su visión del mundo actual, el Pontífice resaltó "las multitudes inmensas de poblaciones que padecen hambre", "las imágenes sobrecogedoras de los grandes campos de prófugos o de refugiados --en muchas partes del mundo-- acogidos en precarias condiciones para librarse de una suerte peor, pero necesitados de todo" y "la plaga del tráfico de personas, que es una vergüenza para nuestro tiempo".