CIUDAD DEL VATICANO, 12 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Papa Benedicto XVI bendijo este sábado a todos los fieles y enfermos y oró para que nadie sea olvidado en tiempos de necesidad, de forma que pueda conservar su "dignidad humana".
El Papa hizo estas peticiones durante una misa celebrada en la Basílica de San Pedro con motivo del Día Mundial de los Enfermos, donde pacientes, enfermeras y personas que cuidan a los enfermos se reunieron para orar.
"Que el Señor se asegure de que nadie quede solo y abandonado en este tiempo de necesidad, sino que por el contrario, incluso pueda sobrellevar su enfermedad de acuerdo con la dignidad humana", afirmó el Sumo Pontífice.
En una homilía en la que habló sobre el papel de los médicos, las enfermeras y los trabajadores voluntarios, el Papa dijo que tenía la esperanza de que "el amor de Dios siempre esté vivo en sus corazones, para que lo vivan en su trabajo diario, en su proyectos, iniciativas y sobre todo en su interacción con los enfermos".
Benedicto XVI también hizo una mención especial a los enfermos mentales, al señalar que la Iglesia Católica estaba cerca de ellos.
El obispo de Roma alabó a la comunidad eclesiástica por sus iniciativas para ayudar a los enfermos en todo el mundo, "particularmente donde las leyes están ausentes, donde las estructuras públicas son insuficientes, y donde los desastres naturales, o desgraciadamente, las guerras y conflictos armados, producen enormes traumas psicológicos en la gente".
El año pasado, un Juan Pablo II aquejado por las dolencias no pudo asistir a la misa en la Basílica de San Pedro por el Día Mundial del Enfermo, casi dos meses antes de su muerte. Sin embargo, el pontífice vio la ceremonia por televisión y envió a un cardenal para que leyera su mensaje personal sobre el significado del dolor.
Juan Pablo II, quien en ese momento se recuperaba de una gripe y de problemas respiratorios que lo obligaron a permanecer recluido 10 días en un hospital, dijo a los enfermos que el dolor humano es precioso, porque tiene una relación misteriosa con el sufrimiento de Cristo en la cruz y su resurrección.