VALENCIA, 18 Mar. (EUROPA PRESS) -
El director de programas de concienciación de la ONG 'Controla Club', Gabriel Tejerina, se mostró hoy sorprendido por la "popularidad mediática" que están teniendo los macrobotellones y, al respecto, mostró su temor por que la "mucha bola" que se le está dando a este fenómeno provoque una mayor convocatoria y asistencia al mismo ya que, según dijo, habrá mucha gente que irá a los mismos sólo por "curiosidad, afán de protagonismo o para llamar la atención".
En este sentido, indicó a Europa Press Televisión que las cámaras llaman mucho la atención y que con toda la repercusión mediática que están teniendo las convocatorias de botellón, habrá gente que acuda a ellos cuando normalmente no lo hace, simplemente "para verlo". Por ello, dijo, "no tenemos que darle tanta importancia" a las convocatorias que se están haciendo últimamente "porque lo que se está produciendo es que al final se masifique más".
Tejerina señaló que, según según varios estudios sobre el fenómeno realizados en Galicia, Madrid y Jaén, como el elaborado también por 'Controla Club' y la Generalitat en la Comunidad Valenciana, el 55 por ciento de los jóvenes que hace botellón "sale a divertirse y no a beber alcohol o emborracharse". Además, añadió que "un porcentaje muy elevado, sale simplemente al botellón para poder hablar o comunicarse con otros jóvenes".
Según estos estudios, sólo el 5,5 por ciento de los encuestados afirma que el principal objetivo de practicar el botellón es beber alcohol sin control. La encuesta valenciana, por su parte, muestra que las compras del botellón ocupan el séptimo lugar en la lista de prioridades de los jóvenes a la hora de destinar sus recursos económicos, por detrás de ropa, coche, móvil, entradas a discotecas y viajes.
El representante de esta ONG señaló que a nivel político y social, el botellón es "una cosa mal vista" y que, además, está prohibida, pues no se puede beber en la calle. Así, y tras recordar la normativa que, en algunas ciudades, prohíbe beber en la vía pública, comentó que la reacción "normal" de los jóvenes cuando les prohíben algo es precisamente llevar esa acción a cabo. En la sociedad actual, dijo, el alcohol está cultural y socialmente "admitido" y, por tanto, los jóvenes se preguntan que si pueden beber en ciertos sitios, por qué no lo pueden hacer también en la calle.
DEMOSTRAR QUE SABEN DIVERTIRSE
Tejerina indicó que, una vez convocados, los jóvenes van a acudir a los botellones, aunque éstos sean ilegales, y que, por tanto, lo que tienen que hacer es demostrar que saben hacer un botellón, "dar ejemplo de que saben reunirse, divertirse sin problemas". El mejor consejo que se puede dar, dijo, es que la gente "se divierta y lo pase bien", pero que "tenga muy claro que el abuso de cualquier sustancia, legal o ilegal, conlleva unos resultados negativos".
Al respecto, y comentando la campaña de la ONG denominada 'Historia del botellón', indicó que esta práctica puede salir cara "si se suman todas las cosas negativas" del mismo y criticó el abuso de bebidas alcohólicas. Así, manifestó que "cuando más bebidas se compran porque sale más barata, se bebe más, se pueden producir más comas etílicos, accidentes de tráfico o situaciones de violencia".
"Lo que tenemos que hacer es reducir los daños que se pueden producir de los consumos abusivos y procurar que la gente joven se mentalice de los daños colaterales que pueden producir esos consumos", indicó.
Comentó que la sociedad no ve el botellón como un problema de consumo de alcohol, sino como una problemática social, con vecinos molestos por el ruido, suciedad o violencia en la calle. Así, lamentó que "no nos centremos en el problema principal, que es el consumo de alcohol", que es algo que quiere hacer Controla Club. Así, dijo, "lo que tenemos que hacer son campañas de concienciación de los consumos de alcohol y, sobre todo, implicar a los actores sociales para que la gente se convenza de que esto es un problema de consumo de alcohol y no de otras cosas".
Tejerina abogó por "no criminalizar tanto" a los jóvenes y por "mirar hacia atrás" y reconocer que ha habido fallos a nivel educativo y familiar. "No sólo son los jóvenes los que están creando este problema, somos todos", dijo.
POLICÍA DISUASORIA
Sobre el papel de las Fuerzas de Seguridad ante los botellones, señaló que lo que deberían hacer es una función disuasoria y de control, pero no ir de una "forma agresiva" pues, así dijo, "no se llega a ninguna parte" y se "podría crear un malestar y una sensación de criminalización" y un "estado bastante grave de reacción juvenil y de alarma social".
Señaló que el botellón, "como todas las cosas en exceso, es malo", y que lo que hay que hacer es concienciar a todo el mundo sobre los "problemas reales" del mismo y, a partir de ahí, comunicarnos de forma adecuada con los jóvenes, algo que, según dijo, a veces no se logra. Y es que, señaló, el vocabulario juvenil "cambia cada dos por tres" y a veces los mensajes que se lanzan hacia este colectivo no son realistas.