MADRID, 16 Jun. (EUROPA PRESS) -
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, consideró hoy "el relativismo ético" el "máximo riesgo" para el futuro del Estado democrático de derecho, a la par que calificó de "extraordinariamente preocupante" que el Estado "trate de enseñarlo obligatoriamente a través del sistema educativo, por encima de los derechos de los padres y de los alumnos", durante su discurso tras ser investido como Doctor Honoris Causa de la Universidad CEU San Pablo.
"El riesgo máximo para la subsistencia de un ordenamiento libre y democrático de la comunidad política llega cuando esa teoría del absoluto relativismo ético se constituye en doctrina justificadora de la actuación del Estado, dispuesto a convertirse en la última instancia de los principios normativos de la ética pública, cuando no de la moral privada", afirmó monseñor Rouco Varela, después de que el rector de dicha universidad, José Alberto Parejo Gamir, le impusiera los símbolos que acompañan al grado de Doctor Honoris Causa: el birrete laureado, el libro de la ciencia, el anillo y la medalla.
El arzobispo se refirió durante su discurso a los "presupuestos" que han sostenido en los últimos dos siglos al Estado democrático de derecho. En esta línea, explicó que ni "el derecho internacional" ni las "seguridades jurídico-formales" son "suficientes para impedir por sí mismas las transgresiones y las crisis institucionales".
En este contexto, el cardenal también consideró "extraordinariamente preocupante" que el Estado "trate de enseñar obligatoriamente" este relativismo ético "a través del sistema educativo, por encima de los derechos de los padres y de los alumnos". Asimismo, mostró su "profunda preocupación" por la crisis que atraviesan, en el plano nacional e internacional, los derechos fundamentales de la persona humana, "especialmente los más significativos, como son el derecho a la vida, a la libertad religiosa y de conciencia y el derecho al matrimonio y a la familia, junto con el principio y el valor del bien común".
Por todo ello, abogó por iniciar "con urgencia" una reflexión acerca de la cuestión ética ante el futuro del Estado democrático de derecho, cuyo fundamento debe trascender "un desnudo formalismo jurídico". En esta línea, propuso "reconstituir procesos y cauces de intercomunicación entre los grupos y agentes que crean pensamiento, formas de ver la vida y hábitos culturales (entre los que hay que contar ineludiblemente a las instituciones religiosas), para llegar a precisar los contornos éticos mínimos e irrenunciables de lo que significan los principios sustentadores de la dignidad de la persona humana, de sus derechos fundamentales y de sus deberes de solidaridad en función del bien común nacional e internacional".
Rouco Varela concluyó su discurso recordando que "el futuro de la democracia libre y solidaria como marco cultural y jurídico para la construcción de una Unión Europea políticamente sólida y para el destino de una España unida humana, espiritual y socialmente, depende en una decisiva medida de saber volver a sus raíces cristiana". "Sólo Dios puede todavía salvarnos", sentenció.
Por su parte, el gran canciller de la universidad CEU-San Pablo, Alfonso Coronel de Palma, expresó su "gratitud" y "afecto" al arzobispo Rouco Varela a quien comparó con el cardenal Herrera Oria "por servir a la iglesia sin servilismos, por su unión con Cristo y por su denuncia profética". Asimismo, destacó que siempre es la universidad quien distingue al nuevo doctor pero que, en este caso, era el doctor quien distinguía a la universidad.
La solemne ceremonia contó con la presencia del Nuncio Apostólico en España, Manuel Monteiro de Castro, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Antonio Cañizares, el secretario general y portavoz de la CEE; el padre Juan Antonio Martínez Camino, la secretaria de Estado para Asuntos Religiosos, Mercedes Rico, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, el ex presidente José María Aznar, el líder de la oposición Mariano Rajoy, y la presidente de la Asamblea de Madrid, Concepción Dancausa, y más de 10 obispos.
