MADRID, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -
La catedral de Santa María la Real de la Almudena acoge este miércoles a las 20 horas una misa por las víctimas del atentado de París y por la paz, según ha informado el Arzobispado de Madrid.
Así, la Eucaristía se celebrará "para pedir al Dios de la vida y de la paz por el eterno descanso de las personas fallecidas, la pronta recuperación de los heridos, el fin de los actos fratricidas, la conversión de los asesinos, el cese de la violencia y el odio", según ha explicado el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro.
Osoro presidirá la misa, que será concelebrada por el nuncio de Su Santidad, monseñor Renzo Fratini. Asistirán representantes de la sociedad civil, del cuerpo diplomático, y de las distintas Iglesias y comunidades eclesiales presentes en Madrid, así como todas aquellas personas que quieran sumarse a la celebración.
La archidiócesis de Madrid se siente "fraternalmente solidaria con sus víctimas y con el inmenso sufrimiento de sus familiares y de toda la nación francesa". En este sentido, la archidiócesis ha señalado que condenan "el uso blasfemo de Dios como excusa para la barbarie".
En esta misma línea, monseñor Osoro titula su nueva carta semanal 'Blasfemar contra Dios y profanar la dignidad del hombre'. En el texto, subraya que para los cristianos, "el terrorismo, que no duda en atacar a personas sin ninguna distinción o en imponer chantajes inhumanos que provocan el pánico y obligan a menudo a grupos a favorecer sus planes, no tiene justificación ninguna".
"Nosotros nos llamamos el pueblo de la vida y, por ello, ninguna circunstancia justifica esta actividad criminal, que llena de infamia a quien la realiza y que, siendo siempre deplorable, lo es aún más cuando se apoya en una religión", ha aseverado Osoro.
Para Monseñor Carlos Osoro "es terrible querer estar en este mundo imponiendo a los demás la destrucción y teniendo como arma el odio". "Tenemos el deber de condenar el terrorismo de forma absoluta, ya que manifiesta un desprecio total de la vida humana y ninguna motivación puede justificar esto, en cuanto que el hombre es siempre fin y nunca medio", concluye el arzobispo de Madrid.
