BILBAO 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Cientos de manifestantes se movilizaron hoy en Bilbao contra cualquier Ley de Extranjería en una convocatoria de 23 colectivos de inmigrantes y movimientos sociales, en defensa de la igualdad de derechos y para denunciar los "retrocesos" que introduce la nueva reforma legislativa.
Los manifestantes partieron a las doce del mediodía de la Plaza Arriaga tras una pancarta con el lema 'No a la Ley de Extranjería, ni ésta ni ninguna. Berdintasuna denontzat' (Igualdad para todas y todos).
Con esta marcha se censuraba la reforma de la Ley de Extranjería, aprobada el pasado 26 de noviembre en el Congreso de los Diputados, que supone "un grave retroceso para los derechos de las personas inmigradas".
Entre los manifestantes, que hicieron de su acto una reivindicación festiva, se encontraban inmigrantes procedentes de África negra, Magreb y América Latina, así como integrantes de organizaciones pro derechos humanos, feministas o internacionalistas.
Durante la marcha se corearon lemas como "La Ley de Extranjería es una porquería", "Europa, canalla, abre la muralla", "Para ilegal, la Ley de Extranjería", "Ninguna persona es ilegal", "Lo de la crisis no es excusa" o "Gure herria danontzako tokia (nuestro pueblo lugar para todos).
Alguno manifestantes portaron cartulinas amarillas y rojas, a imagen de las tarjetas de fútbol, en las que se podían leer frases que recogían los "retrocesos" que introduce la nueva Ley de Extranjería: "Llevo 60 días encerrada en un centro de internamiento", "No puedo ver a mi familia porque no he nacido aquí", "Soy menor y vivo en la calle", "Recibo malos tratos y no puedo denunciarlo por miedo a la expulsión" y "No puedo trabajar porque no tengo papeles".
En diversos momentos, al recorrer la Gran Vía, cuatro personas disfrazadas de árbitro ordenaron la expulsión de los portadores de las tarjetas.
En el manifiesto que se leyó al final de la manifestación en euskera y castellano se subrayó que la reforma "agrava y endurece la actual normativa y, aprovechando el contexto de crisis actual, coloca a las personas migrantes en una situación de mayor vulnerabilidad, se las deshumaniza y se las trata como mera mano de obra".