MADRID, 13 Oct. (EUROPA PRESS) -
Nuevo golpe a las bandas organizadas. Hoy la Policía Nacional detuvo a tres individuos, dos de ellos de nacionalidad venezolana y uno de origen portugués, a los que se acusa de clonar tarjetas de crédito. Los arrestados fueron sorprendidos por las fuerzas de seguridad en el mismo momento en que instalaban en un cajero el sistema informático que utilizaban para llevar a cabo el timo.
Según informó la Subdelegación del Gobierno en Huelva, la Policía Nacional onubense había detectado la presencia de estos individuos y que a un determinado número de personas en la ciudad se les había retirado cantidades de dinero de sus cuentas bancarias, sin que en ningún momento les faltara la tarjeta.
Fue entonces, cuando los funcionarios de esta Comisaría, llegaron a la conclusión de que se trataba de una banda organizada, por lo que se estableció un dispositivo de vigilancia con vehículos y funcionarios camuflados y estratégicamente ubicados en los cajeros automáticos más sensibles.
De madrugada, se detectó la presencia de estos individuos en las proximidades de un cajero de una entidad bancaria del centro de la ciudad y fueron sorprendidos 'in fraganti' cuando procedían a instalar todo el dispositivo informático que habían diseñado para realizar las clonaciones de las tarjetas de crédito. De esta forma, les fue intervenido 'in situ' el material con el que actuaban y con el que lograban llevar a cabo el timo.
También fueron incautadas varias tarjetas clonadas y con el número clave escrito a mano y que, de hecho, ya habían utilizado. También le fueron intervenidos varios CD, lectores de tarjetas, pletinas y dos pequeños ordenadores. Investigaciones posteriores han podido determinar que los detenidos son miembros de una organización asentada en el Algarbe portugués y que sus actividades las ejercían por toda Europa.
SISTEMA INFORMÁTICO
La operación que realizaba la banda para clonar una tarjeta, consistía en colocar con cinta adhesiva un pequeño pero potente y sofisticado ordenador, sin teclado, con pantalla táctil, y junto a él unos cables y un lector de tarjetas, de forma que el resto quedaba tapado por una pletina con tonalidad similar a la de un cajero.
Así, a la persona que intentaba sacar dinero del cajero, el ordenador le pedía que pasara la tarjeta por el lector y luego que escribiera en la pantalla el número PIN. El ordenador le comunicaba que no era posible realizar la operación y que lo intentara en otro cajero, de forma que en el ordenador instalado por los detenidos ya había quedado la banda magnética con el número. Posteriormente procedían a clonar la tarjeta, que bien podía hacerse en una tarjeta en blanco o en otra cualquiera ya impresa.
