Greenpeace sostiene que en Baleares existen 14 Espacios Naturales Protegidos amenazados por la presión urbanística

Actualizado: martes, 7 julio 2009 19:29

Censura los presuntos casos de corrupción urbanística como Can Domenge, Son Oms o Eivissa Centre

MADRID, 7 Jul. (EUROPA PRESS) -

La presión ejercida por el desarrollo urbanístico y la presunta corrupción asociada a algunos proyectos edificatorios, así como la contaminación derivada de la generación de residuos o el desarrollo de campos del golf han provocado que 14 Espacios Naturales Protegidos de Baleares se vean amenazados, según el informe 'Destrucción a toda costa 2009' elaborado por Greenpeace.

Dicho informe revela que 700 viviendas, cinco puertos y un campo de golf se proyectan sobre supuestos espacios naturales protegidos de la costa balear. Asimismo, el estudio detecta 79 casos de corrupción urbanística, con 25 imputados, 18 de ellos son cargos públicos.

Entre las zonas amenazadas se encuentran Ses Salines, de Eivissa, Cap Enderrocat (Llucmajor), Cap de Cala Figuera (Calvià), Sa Dragonera (Andratx), S'Albufera de Mallorca (Muro) o el Área Marina de Punta Prima (Menorca).

Además, la ONG alerta sobre las consecuencias medioambientales del crecimiento del turismo residencial, al recoger estimaciones que apuntan que cerca de un 44 por ciento podría alojarse en "oferta ilegal" y señalar, a su vez, que un 39 por ciento de viviendas no son de uso principal.

Todas las zonas mencionadas por Greenpeace se refieren a áreas con figuras de protección, como la de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), el ser Zona de Especial Protección o parajes naturales destacados.

CENSURA A LA LEY DE VIVIENDA

El informa de la ONG critica además la Ley de vivienda del Govern balear, que contempla dentro de la categoría de Reserva Estratégica de Suelo la posibilidad de usar suelo rústico para edificación, cuando no haya posibilidad de hacerlo sobre urbano o urbanizable.

"Una medida que recoge las propuestas de promotores o de propietarios de terrenos, y copia algunos de los peores métodos de las normativas urbanísticas peninsulares", apostilla Greenpeace en su informe sobre esta normativa.

Además, en el caso balear la organización critica las presuntas irregularidades urbanísticas investigadas desde ámbitos judiciales desde el año 2008 hasta la actualidad, entre los que se cita, por ejemplo, la construcción del nuevo hospital de Son Espases, el caso Can Domenge, la compraventa del polígono de Son Oms o el caso Eivissa Centre.

Entre las causas concretas de amenaza Greenpeace alude al proyecto de ampliación del puerto de Eivissa --por la extracción de áridos y vertidos de lodos-- y al riesgo que supone para el Parque Natural de Ses Salines no reflotar el buque 'Don Pedro'.

Otro de las zonas que ve amenazada Greenpeace en Baleares es la zona húmeda de la Albufera de Mallorca, con una amenaza "directa" en la finca de Son Bosc, lugar de influencia del área, con el proyecto de construir un campo del golf en las inmediaciones.

En el caso de Mallorca, la ONG celebra la aprobación de Ley de medidas urgentes de protección del territorio, pero censura a su vez que en la modificación del Plan Territorial de la isla se haya conservado las "polémicas" Áreas de Reconversión Territorial, que en algunos casos están siendo investigada por la Justicia.

Por otra parte, Greenpeace valora positivamente que se haya desclasificado proyectos como Ses Fontanelles (Palma), Cala Carbó (Pollença) o Sont Real (Santa Margalida), entre otros, para "salvaguardar" en total 1.200 hectáreas de gran valor medioambiental.

INTENSO CONSUMO DE RECURSOS EN BALEARES

A nivel general, Greenpeace remarca que la construcción de urbanizaciones o segundas residencia supone un "intenso consumo de suelo y territorio". Además, se indica que en las islas existen "más vehículos que habitantes" y que el consumo de agua alcanza los 500 litros por habitante, el doble de la media nacional debido a la abundante presencia de piscinas.

El informe también sostiene como otro ejemplo del desequilibrio medioambiental que en Baleares se tenga una tasa de producción de residuos anual de más de una tonelada por habitante, "la más alta de España".

Un ejemplo de "urbanización elitista" para Greenpeace es el caso de los campos de golf, puesto que en Mallorca ya hay 23 construidos y 11 más en proyecto. Según este colectivo, cada uno de ellos consume agua equivalente a la necesaria para abastecer a 12.000 personas.