Juan Vicente Boo destaca el contagio de la alegría del Papa a la Iglesia en el mundo y de forma "más lenta" en Europa

Actualizado: martes, 15 noviembre 2016 19:25

MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -

El corresponsal del diario ABC en el Vaticano, Juan Vicente Boo, autor de 'El Papa de la alegría' (Espasa) ha asegurado que la alegría de Francisco se ha contagiado a la Iglesia en muchas zonas del planeta mientras que en Europa el cambio es "más lento" porque están más centrados en los formalismos.

"Se nota ya mucho, sobre todo, en las zonas del planeta que han sintonizado más rápidamente con él, los católicos se sienten más alegres y miran de otro modo a las personas necesitadas a su alrededor. El cambio es más lento en Europa, quizá porque hay más gente que presta más atención a los formalismos", ha indicado Boo en una entrevista concedida a Europa Press. Si bien, ha añadido que también para muchos católicos europeos, Francisco es un Papa "liberador y rejuvenecedor".

El periodista, que es corresponsal en el Vaticano desde hace 18 años, explica que el motivo de publicar un libro sobre el Papa Francisco tres años y medio después de su elección radica en la "abundancia" de su pontificado. "Me di cuenta de que hacía cosas a un ritmo superior al de Juan Pablo II en sus primeros años y que se podía hacer ya un balance", ha explicado Boo, con motivo de la presentación de la obra este martes 15 de noviembre en Madrid junto al arzobispo Carlos Osoro.

Boo reconoce que se quedó "impresionado" por el "impacto mundial" del Pontífice y, por ello, analiza en este libro las acciones de Francisco desde dos puntos de vista: su lógica interna y sus motivos, y el contexto de los problemas mundiales "que él aborda con decisión", como las guerras en Oriente Medio, las consecuencias de la crisis económica, el problema de los refugiados y el calentamiento global.

Además, en el libro, el periodista destaca las dotes de "liderazgo" de Francisco pues, según explica, la segunda sorpresa después de su elección fue que quienes reconocieron su valía no eran los católicos en Europa sino los grandes medios económicos en EEUU como la revista Forbes y otros medios que le declararon inmediatamente 'Hombre del Año'. "Le valoraban como un líder capaz de rejuvenecer en pocos meses una institución ligeramente anquilosada", señala Boo, al tiempo que bromea cuando dice que empresas como General Motors soñarían con ficharle.

Según precisa, el liderazgo de Francisco no proviene tanto de sus palabras como de su comportamiento personal, de sus gestos y de su "extraordinaria coherencia". Y entre estos gestos, Boo destaca el viaje privado que organizó a la isla de Lampedusa para hacer ver a Europa "que el Mediterráneo no puede convertirse en un cementerio".

En este sentido, define al Papa como "rescatador de personas en peligro", no solo de los refugiados en estos momentos sino también de hombres y mujeres que en la "guerra sucia" en Argentina hubieran sido arrestados, condenados y ejecutados si no hubieran sido escondidos o ayudados a salir del país clandestinamente por Jorge Mario Bergoglio.

ANTES ERA DEMASIADO SERIO

Estas acciones identifican al Bergoglio de aquellos años anteriores al Pontificado y al Francisco de ahora. Sin embargo, Boo explica que algo ha cambiado en él porque la sonrisa que en la actualidad le caracteriza no siempre asomó tanto en su rostro. El cambio "asombroso" se produjo cuando Francisco caminaba desde la Capilla Sixtina hacia el balcón para saludar a los fieles por primera vez.

"Meses más adelante comentó que antes era demasiado serio porque se creía responsable de solucionar todos los problemas y eso le agobiaba. Al ser elegido Papa se dio cuenta de que era ya una tarea imposible y decidió sencillamente confiar en Dios; eso le mantiene alegre y le descansa", asegura Boo.

El corresponsal, que ha cubierto informativamente los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI además del de Francisco, se detiene a pensar cómo definir con una palabra, como la "alegría" del actual Pontífice, los pontificados de sus antecesores y concluye que el ahora Papa emérito ha sido "el Papa de la verdad" y Wojtyla, "el Papa de la valentía".

En concreto, explica que el papado de Benedicto XVI se puede definir con el término 'verdad' porque "consideraba su deber clarificar la doctrina, separando e identificando cada error", y que el de Juan Pablo II es el de la valentía porque después de que su carácter se hubiera formado bajo la ocupación nazi y la dictadura soviética, "fue capaz de actuar con valentía pero de modo pacífico hasta conseguir la libertad de Polonia, el desplome del comunismo y la caída del muro de Berlín".

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