Benedicto XVI, en su mensaje publicado en octubre, mostró su preocupación por la explotación sexual y laboral de la mujeres
MADRID/ROMA, 9 Ene. (de la corresponsal de EUROPA PRESS C. Giles) -
Los obispos españoles invitan, con motivo de la celebración el próximo domingo de la XCII Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, al diálogo interreligioso, especialmente con el Islam.
"La presencia de personas de otras religiones y muy especialmente del Islam entre nosotros ha de ser considerada como una interpelación y una invitación al diálogo interreligioso y una oportunidad para el mismo", se lee en el mensaje hecho público hoy por los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE), al que ha tenido acceso Europa Press.
Bajo el título 'Juntos construimos: el barrio, la Iglesia, la ciudad, el mundo', los prelados explican que la XCII Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado se plantea como "una excelente ocasión para actualizar y acrecentar nuestra toma de conciencia ante el fenómeno migratorio, su naturaleza, sus causas, sus implicaciones y sus consecuencias".
Concretamente, por lo que se refiere a España, los obispos llaman la atención sobre el cambio experimentado en el movimiento migratorio en las dos últimas décadas y señalan que en 2005 la población extranjera sobrepasa los 3,5 millones, con un porcentaje de extranjeros sobre el total de aproximadamente del 8,4%. Asimismo, explican que conviene seguir teniendo muy presente ese 2,7% de españoles (algo más de un millón) que aún viven en el extranjero.
NO ES "PELIGRO O AMENAZA".
En este punto, afirman que el hecho de las migraciones "no puede ser contemplado solamente como una realidad puramente numérica o de rentabilidad económica, o como un problema, sin más; menos aún como un peligro o una amenaza", sino desde "una perspectiva más amplia, que abarque la totalidad de la persona del inmigrante, con sus referencias familiares, culturales, sociales, religiosas, así como la realidad de su país de origen y del de acogida".
El papel de la Iglesia, refiere el Episcopado español, ha de ser el de estar siempre atenta a esta realidad y tratar de responder a sus demandas "a fin de que los inmigrantes no sean simplemente mano de obra barata que sostiene nuestra economía, sino ciudadanos de igual dignidad y con los mismos derechos y deberes que los autóctonos, capaces de integrarse plenamente en nuestra sociedad".
"No basta ni es adecuado considerarlos y tratarlos como objeto de Caritas y simples destinatarios de sus servicios, sino que caen plenamente dentro del campo de la pastoral de la diócesis y de sus parroquias, comunidades, instituciones y organizaciones, con una particularidad: Que, además, necesitan una pastoral específica, dadas sus especiales características y circunstancias", añaden.
CIRCUNSTANCIAS DE CADA GRUPO.
La Comisión de Migraciones explica que entre los cristianos extranjeros "buena parte" son católicos; una "minoría", protestantes y anglicanos; "un número creciente", cristianos ortodoxos, "además de los católicos de rito oriental".
"La respuesta pastoral de la Iglesia habrá de tener en cuenta las circunstancias concretas de cada persona y de cada grupo. Por ejemplo, será posible la pronta y plena integración de los católicos en la comunidad, mientras que con los miembros de otras religiones y con los no creyentes la pastoral estará marcada más por la acogida, el diálogo interreligioso y los servicios de la caridad", dice.
Así, hacen hincapié los prelados en que la relación entre comunidades cristianas de distintas tradiciones "habrá de regirse por los principios y normas del Ecumenismo", mientras que "habrán de respetarse los diferentes ritos y ofrecer a los miembros de estas comunidades las posibilidades y los recursos necesarios".
"España como Europa es en su mayoría cristiana, pero la presencia significativa del Islam es innegable", relatan los obispos, quienes, entre las "actitudes y actuaciones de los cristianos" enumeran la de "vencer todo prejuicio étnico, cultural, político y religioso" y ayudarles a "integrarse en nuestra sociedad", en lo que destacan el "papel importante" de la educación, tanto de parte de la familia, como de la escuela.
Con todo, aseguran, como recordó el Papa Benedicto XVI en la Sinagoga de Colonia, con motivo de la celebración de la XX Jornada Mundial de la Juventud, que hay que tener presente que "Dios nos ha creado a todos a su imagen", algo "especialmente importante" hoy, cuando "resurgen nuevos signos de antisemitismo y aparecen diversas formas de hostilidad generalizada hacia los extranjeros".
"Alentamos a las Delegaciones y Secretariados Diocesanos de Migraciones, a las Parroquias, a las Caritas, a los Centros Educativos de la Iglesia, a las Comunidades Cristianas y a todas las personas de buena voluntad, a que sigan trabajando con ilusión en este campo y asuman en su tarea pastoral el compromiso explícito en favor de los hermanos y hermanas inmigrantes", concluyen los prelados. MENSAJE DEL SANTO PADRE.
Por su parte, el Papa Benedicto XVI, mostró, en su mensaje hecho público el pasado mes de octubre titulado 'Migraciones: signo de los tiempos', su preocupación por la explotación en el trabajo, y a veces en la industria del sexo, que sufren las mujeres por problemas económicos tras emigración a nuevos países.
"En algunos casos, hay mujeres y muchachas que son destinadas a ser explotadas, en el trabajo, casi como esclavas, y a veces incluso en la industria del sexo", denunció el Papa.
El Sumo Pontífice explicó que "el tráfico de seres humanos, sobre todo de mujeres, prospera donde son escasas las oportunidades de mejorar la propia condición de vida, o simplemente de sobrevivir". "Al traficante le resulta fácil ofrecer sus 'servicios' a las víctimas, que con frecuencia no albergan ni la más mínima sospecha de lo que deberán afrontar luego", añadió.
El Papa dedica un gran espacio a la figura de la mujer emigrante, que ha crecido en estos últimos años sobre todo por "motivos económicos" que obligan a las mujeres a dejar sus hogares y buscar dinero para la familia.
"En efecto, en el pasado, quienes emigraban eran sobre todo los hombres, aunque no faltaban nunca las mujeres; sin embargo, entonces ellas emigraban sobre todo para acompañar a sus respectivos maridos o padres, o para reunirse con ellos donde se encontraban ya. Hoy, aún siendo todavía numerosas esas situaciones, la emigración femenina tiende a ser cada vez más autónoma", analizó Benedicto XVI.
Y es en este contexto, cuando el Papa denunció "que si los trabajadores emigrantes son particularmente vulnerables, entre ellos las mujeres lo son más aún" y pidió que "que los cristianos manifiesten su compromiso en favor del trato justo a la mujer emigrante, del respeto a su feminidad y del reconocimiento de sus derechos iguales".
En el texto, el Pontífice también se detuvo en la categoría de emigrantes que piden asilo y de los refugiados y condenó que se afronte el problema de este tipo de inmigración "sin interrogarse también acerca de las razones que los han impulsado a huir de su País de origen".
Benedicto XVI valoró el intercambio de estudiantes sobre todo "para los procedentes de los Países en vías de desarrollo, para los cuales la experiencia universitaria puede constituir una ocasión extraordinaria de enriquecimiento espiritual".