Benedicto XVI opina que los gobiernos deberían garantizar "la efectiva libertad religiosa"
ROMA, 31 Ene. (de la corresponsal de EUROPA PRESS C. Giles) -
El Papa Benedicto XVI realizó un llamamiento a los cristianos para que valoren con sabiduría los programas de sus gobernantes y consideró que el propio papel de la Iglesia debe ser el de pedir a los responsables políticos y económicos mundiales que promuevan "un desarrollo basado en el respeto de la dignidad de todo hombre", en su mensaje en ocasión de la Cuaresma dado a conocer hoy por el Vaticano.
El Pontífice realizó un llamamiento a los gobiernos para que consideren "efectivamente el papel central que los auténticos valores religiosos desempeñan en la vida del hombre, como respuesta a sus interrogantes más profundos y como motivación ética respecto a sus responsabilidades personales y sociales" y sobre esto añadió que "basándose en estos criterios, los cristianos deben aprender a valorar también con sabiduría los programas de sus gobernantes".
En el mensaje, el Papa comenta que la Iglesia siente también hoy "que su tarea propia consiste en pedir a quien tiene responsabilidades políticas y ejerce el poder económico y financiero que promueva un desarrollo basado en el respeto de la dignidad de todo hombre" y para que no olviden las "multitudes inmersas en la pobreza, que piden ayuda, apoyo y comprensión" y que muestren una particular atención a "ancianos, adultos y niños".
Para Benedicto XVI, los gobiernos, como prueba importante de este esfuerzo, tendrían que garantizar "la efectiva libertad religiosa, entendida no sólo como posibilidad de anunciar y celebrar a Cristo, sino también de contribuir a la edificación de un mundo animado por la caridad".
El texto, de 11 páginas y que lleva el título 'Al ver Jesús a las gentes se compadecía de ellas', es sobre todo un llamamiento "a subrayar con mayor fuerza en nuestra época de grandes transformaciones, en la que percibimos de manera cada vez más viva y urgente nuestra responsabilidad ante los pobres del mundo".
Sobre este tema, el Papa comentó la encíclica de Pablo VI "Populorum progressio" donde denunciaba "las carencias materiales de los que están privados del mínimo vital y las carencias morales de los que están mutilados por el egoísmo".
"Los ejemplos de los santos y las numerosas experiencias misioneras que caracterizan la historia de la Iglesia son indicaciones valiosas para apoyar del mejor modo posible el desarrollo", añadió el Papa, que comentó que en la Iglesia han surgido muchas obras de caridad, dedicadas a promover el desarrollo: hospitales, universidades, escuelas de formación profesional, pequeñas empresas.
"Estas obras indican un camino para guiar aún hoy el mundo hacia una globalización que ponga en el centro el verdadero bien del hombre y, así, lleve a la paz auténtica", añadió.
Además, el Pontífice volvió a reafirmar que no se puede ocultar que "muchos que profesaban ser discípulos de Jesús han cometido errores a lo largo de la historia". "Con frecuencia, ante problemas graves, han pensado que primero se debía mejorar la tierra y después pensar en el cielo. La tentación ha sido considerar que, ante necesidades urgentes, en primer lugar se debía actuar cambiando las estructuras externas. Para algunos, la consecuencia de esto ha sido la transformación del cristianismo en moralismo, la sustitución del creer por el hacer", explicó Benedicto XVI.