El Papa espera que el asesinato del sacerdote en Turquía contribuya al diálogo interreligioso

Actualizado: miércoles, 8 febrero 2006 14:48

ROMA, 8 Feb. (de la corresponsal de EUROPA PRESS C. Giles) -

El Papa Benedicto XVI quiso recordar durante la audiencia general de hoy al sacerdote asesinado en Turquía Andrea Santoro y dijo que espera que "el sacrificio de su vida contribuya a la causa del dialogo entre las religiones y de la paz entre los pueblos".

"No podemos no recordar hoy a Andrea Santoro, el sacerdote 'Fidei Donum' de la diócesis de Roma asesinado en Turquía el pasado domingo mientras estaba rezando en su iglesia", dijo el Papa durante los saludos en italiano y pidió que "el señor acoja el alma de este silencioso y valiente servidor del Evangelio".

Benedicto XVI además comentó que en estos días le había llegado una carta del sacerdote, escrita el 31 de enero junto a la pequeña comunidad cristiana de la parroquia Santa Maria en Trebisonda (Turquía) y explicó que sintió "una profunda conmoción por esta carta, que es un espejo de su alma sacerdotal y de su labor".

Junto a la carta de Santoro, el Papa comentó además que le llegó una misiva de las mujeres de la parroquia de Trebisonda en la que le realizaban una invitación a visitar la localidad. Las palabras hacia el sacerdote asesinado arrancaron un aplauso a las 8.000 personas que acudieron hoy a la audiencia general celebrada en el aula Pablo VI, al que Benedicto contestó conmovido con un "muchas gracias por este aplauso".

Durante la catequesis de hoy el Papa destacó que quien tiene poder no tiene que ser arrogante sino estar al servicio de los demás. "La grandeza divina no es arrogante como a veces puede suceder a los que ejercen el poder humano", explicó el Sato Padre comentando el Salmo.

"La bondad y ternura de Dios para con todos se dirige con atención particular a los débiles y necesitados. El Señor sostiene a los que van a caer, y muestra su grandeza ocupándose precisamente de quienes más necesitan su ayuda. Por eso, el creyente, el orante, es siempre como un mendigo ante un Dios cercano y solícito con quienes lo invocan sinceramente", dijo el Sumo Pontífice.