El Papa llama a facilitar la integración de la familia del emigrante

Actualizado: martes, 14 noviembre 2006 23:00


CIUDAD DEL VATICANO, 14 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Papa Benedicto XVI ha hecho un llamamiento a facilitar la integración de las familias de emigrantes, según el mensaje hecho público hoy con motivo de la 93 Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebrará el 14 de enero de 2007, bajo el lema 'La familia emigrante'.

"Actualmente, se está trabajando mucho por la integración de las familias de los inmigrantes, no obstante aún queda mucho por hacer. Existen dificultades relacionadas con 'mecanismos de defensa' de la primera generación inmigrada que pueden constituir un obstáculo para una subsiguiente maduración de los jóvenes de la segunda generación. Es por tanto necesario predisponer acciones legislativas, jurídicas y sociales para facilitar dicha integración", destaca Benedicto XVI en su texto.

El mensaje, presentado hoy en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el presidente y secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, el cardenal Renato Raffaele Martino y el arzobispo Agostino Marchetto, respectivamente, arranca refiriéndose a Jesús, María y José, "modelo, ejemplo y consuelo de los emigrantes y peregrinos de cada época y país, de todos los prófugos de cualquier condición que, acuciados por las persecuciones o por la necesidad, se ven obligados a abandonar la patria, la amada familia y los amigos entrañables para dirigirse a tierras extranjeras".

Según el Santo Padre, "muchas son las dificultades que encuentra la familia del emigrante", entre las que cita la lejanía de sus componentes y la consiguiente ruptura de los vínculos originarios, las nuevas relaciones o el olvido del pasado y los propios deberes. "Si no se garantiza a la familia inmigrada una real posibilidad de inserción y participación, es difícil prever su desarrollo armónico", destaca.

En este sentido, el Papa explica que la Iglesia ha abierto para tal fin centros de escucha para emigrantes, casas de acogida, oficinas de servicios para las personas y las familias, y se han puesto en marcha otras iniciativas para satisfacer las crecientes exigencias en este campo.

Con todo, Benedicto XVI invita a la comunidad internacional a ratificar la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares.

Por otra parte, el mensaje se refiere también a la mujer inmigrante y sostiene que ha aumentado el número de las que abandonan su país de origen "en busca de mejores condiciones de vida, en pos de perspectivas profesionales más alentadoras" y terminan siendo "víctimas del tráfico de seres humanos y de la prostitución". Así, alaba la labor de las asistentes sociales, en particular las religiosas, que "pueden llevar a cabo un beneficioso servicio de mediación".

El Sumo Pontífice denuncia que las condiciones de las familias de los refugiados "parecen empeorar con respecto al pasado", punto en el que citó los traumas y el estrés emocional por las trágicas experiencias vividas o el riesgo de la implicación de mujeres y niños en la explotación sexual como mecanismo de supervivencia. En ello considera "necesaria" una "atenta presencia pastoral" para "aliviar las heridas" y ofrecer "un apoyo capaz de restablecer la cultura del respeto", además de garantizar los derechos y la dignidad de las familias y asegurarles un alojamiento conforme a sus exigencias.

En la otra cara de la moneda, explica el Papa, a los refugiados se les pide que cultiven una "actitud abierta y positiva" hacia la sociedad que los acoge para "construir juntos una comunidad integrada, que sea casa común de todos".

Benedicto XVI, finalmente, destaca entre los emigrantes "una categoría especial", la de los estudiantes, que se hallan lejos de su hogar, sin un adecuado conocimiento del idioma, a veces carentes de amistades, y a menudo dotados con becas insuficientes, y hace hincapié en los casados, con los que, explica, la Iglesia se esfuerza por hacer menos dolorosa la ausencia del apoyo familiar.

Concluye el Papa su mensaje pidiendo que la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado se convierta en una "ocasión útil" para sensibilizar las comunidades eclesiales y la opinión pública acerca de las necesidades y problemas, así como de las potencialidades positivas, de las familias emigrantes, y dirigiéndose "de modo especial" a quienes están comprometidos directamente con el "vasto fenómeno de la migración".