El Papa publica su primera encíclica para suscitar en el hombre una "respuesta" de amor a Dios

Actualizado: miércoles, 25 enero 2006 12:08


MADRID, 25 Ene. (EUROPA PRESS) -

El Papa Benedicto XVI publicó hoy su primera encíclica 'Deus Caritas est' (Dios es amor), coincidiendo con la clausura de la Semana de la Oración por la Unidad de los Cristianos, y explicó que su intención es suscitar en el hombre un "compromiso" y una "respuesta" de amor a Dios.

"El argumento es sumamente amplio; sin embargo, el propósito de la Encíclica no es ofrecer un tratado exhaustivo. Mi deseo es insistir sobre algunos elementos fundamentales, para suscitar en el mundo un renovado dinamismo de compromiso en la respuesta humana al amor divino", dice el Santo Padre en la 'Introducción' de esta "guía principal de la fe cristina", que recoge Europa Press.

"En mi primera Encíclica deseo hablar del amor, del cual Dios nos colma, y que nosotros debemos comunicar a los demás. Quedan así delineadas las dos grandes partes de esta Carta, íntimamente relacionadas entre sí. La primera tendrá un carácter más especulativo, puesto que en ella quisiera precisar --al comienzo de mi pontificado-- algunos puntos esenciales sobre el amor que Dios, de manera misteriosa y gratuita, ofrece al hombre y, a la vez, la relación intrínseca de dicho amor con la realidad del amor humano. La segunda parte tendrá una índole más concreta, pues tratará de cómo cumplir de manera eclesial el mandamiento del amor al prójimo", explica el Sumo Pontífice.

Esta carta sobre el amor divino visto como fundamento de la misión eclesial de la caridad, fechada el pasado 25 de diciembre y que ha sido traducida al español, portugués, alemán, inglés, francés e italiano, consta, por tanto, de dos partes, tituladas 'La unidad del amor en la creación y en la historia de la salvación' y '"Caritas", el ejercicio del amor por parte de la Iglesia como ácomunidad de amoré', que se unen a una 'Introducción' y una 'Conclusión', sumando todo ello tan solo 27 páginas divididas en 42 puntos.

AMOR ERÓTICO Y AMOR CRISTIANO

La primera está dividida en cinco temas que abarcan del punto 2 al 18 --el 1 es la introducción--: 'Un problema de lenguaje', 'áErosé y áágapeé, diferencia y unidad', 'La novedad de la fe bíblica', 'Jesucristo, el amor de Dios encarnado' y 'Amor a Dios y amor al prójimo'.

Se refiere, concretamente, en primer lugar a ciertas "reflexiones sobre la esencia del amor "bastante filosóficas", según las califica él mismo, en las que desgrana dos ideas: si bajo los significados de la palabra amor subyace unidad y si el mensaje de la Biblia y la tradición tiene que ver con la experiencia humana del amor.

Joseph Ratzinger aclara que el áágapeé (amor fundado en la fe y plasmado en ella, amor ascendente y posesivo) no está en contra del áerosé (amor corporal o mundano, descendente y oblativo). "El áerosé ebrio e indisciplinado no es elevación, éxtasis hacia lo divino, sino caída, degradación del hombre. Resulta así evidente que el áerosé necesita disciplina y purificación para dar al hombre, no el placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar en cierta manera lo más alto de su existencia", afirma.

Esto le lleva a concluir que entre el amor y lo divino existe una "cierta relación" y que es la persona (no la carne o el espíritu) como criatura unitaria (cuerpo y alma) quien hace madurar el amor "hacia su verdadera grandeza".

Para el Papa, la aceptación de la corporeidad encuentra en el matrimonio entre un hombre y una mujer su forma radicada en lacreación, de manera que después el amor se transforma en áágapeé,es decir se convierte en preocupación hacia el otro, disposición alsacrificio y apertura al don de una nueva vida humana.

"En una perspectiva fundada en la creación, el eros orienta al hombre hacia el matrimonio, un vínculo marcado por su carácter único y definitivo; así, y sólo así, se realiza su destino íntimo. A la imagen del Dios monoteísta corresponde el matrimonio monógamo. El matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano", dice Ratzinger textualmente sobre esta institución.

CARIDAD CRISTIANA

El segundo bloque es hasta ahora menos conocido, pero Benedicto XVI ha insistido que le interesa la verdad de las dos partes "que sólo se entienden bien si se ven como una cosa única". Trata sobre la caridad eclesial, abordando los siguientes temas, que abarcan los puntos del 19 al 39: 'La caridad de la Iglesia como manifestación del amor trinitario', 'La caridad como tarea de la Iglesia', 'Justicia y caridad', 'Las múltiples estructuras de servicio caritativo en el contexto social actual', 'El perfil específico de la actividad caritativa de la Iglesia' y 'Los responsables de la acción caritativa de la Iglesia'.

Su intención en esta parte de la reflexión es la de realzar la idea de un Dios de la caridad, detallando las referencias históricas para explicar los conceptos de caridad y pobreza. "Necesitaba evidenciar que el acto personal del áágapeé no puede nunca permanecer como cosa meramente individual, sino que debe convertirse en un acto esencial de la Iglesia como comunidad", explica.

Y añade: "Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los Sacramentos, empresa tantas veces heroica en su realización histórica; y busca su promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana. Por tanto, el amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres.

Es este aspecto, este servicio de la caridad, al que deseo referirme en esta parte de la Encíclica".

Pero, a su entender, la Iglesia "no puede ni debe" emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible, pero tampoco "quedarse al margen en la lucha por la justicia". "La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política. No obstante, le interesa sobremanera trabajar por la justicia", según Benedicto XVI.

JUAN PABLO II Y LA VIRGEN MARÍA, PRESENTES

Se trata, pues, de una continuación del borrador de la encíclica iniciada por Juan Pablo II sobre la caridad, que no pudo llegar a concluir. Además, el Santo Padre cita a su predecesor en esta parte de su carta, corroborando lo que dijo en su Encíclica 'Sollicitudo rei socialis', "cuando declaró la disponibilidad de la Iglesia católica a colaborar con las organizaciones caritativas de iglesia y comunidades".

Asimismo, detalla el obispo de Roma que la Encíclica 'Ut unum sint' destacó después, una vez más, que para un mejor desarrollo del mundo es necesaria la voz común de los cristianos, su compromiso "para que triunfe el respeto de los derechos y de las necesidades de todos, especialmente de los pobres, los marginados y los indefensos".

"Quisiera expresar mi alegría por el hecho de que este deseo haya encontrado amplio eco en numerosas iniciativas en todo el mundo", expone.

Este segundo bloque concluye explicando que el amor es la única luz que ilumina constantemente a un mundo oscuro. "El amor es posible, y nosotros podemos ponerlo en práctica porque hemos sido creados a imagen de Dios. Vivir el amor y, así, llevar la luz de Dios al mundo: a esto quisiera invitar con esta Encíclica", asevera.

La 'Conclusión', que abarca los puntos 40 al 42 es una invitación a contemplar a los santos que han ejercido de modo ejemplar la caridad. Destaca, a continuación, la figura de la Virgen, "espejo de toda santidad". "Los testimonios de gratitud, que le manifiestan en todos los continentes y en todas las culturas, son el reconocimiento de aquel amor puro (...) la Madre, nos enseña qué es el amor y dónde tiene su origen. A ella confiamos la Iglesia, su misión al servicio del amor". Termina la Encíclica con una oración a María.