Revilla resalta el "sentido tan grande" del "honor, la integridad y los principios" de Eduardo Obregón

El Gobierno regional decreta dos días de luto oficial por la muerte del ex presidente del Parlamento y líder del PRC

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 17 mayo 2006 21:14

SANTANDER, 17 May. (EUROPA PRESS) -

El presidente regional, Miguel Ángel Revilla, ha resaltado hoy el "sentido tan grande" del "honor, la integridad y los principios" del fallecido ex dirigente del PRC Eduardo Obregón Barreda, que presidió el Parlamento de Cantabria entre 1987 y 1990.

El Gobierno regional ha decretado dos días de luto oficial -el jueves y el viernes- por esta pérdida, período en el que las banderas de todos los edificios oficiales dependientes de la Administración Autonómica ondearán a media asta en señal de duelo.

Revilla ha remitido una nota en la que glosa la figura de "un hombre entrañable e inolvidable, grande como político y todavía mejor como persona".

Bajo el título 'Hasta siempre Eduardo', Revilla explica que se trata de la persona "que más me ha aportado, junto a Miguel Bravo, y mejor me ha influido en toda mi trayectoria política y vital".

El presidente autonómico explica la forma "un tanto curiosa" en que se conocieron, en el año 1976, a raíz de que Revilla "llevaba varios meses defendiendo la autonomía para Cantabria".

'La Hoja del Lunes' publicó una crítica "durísima en mi contra firmada por él. No entendía, ni aceptaba las teorías que yo preconizaba. Le llamé por teléfono decidido a explicarle el sentido del proyecto político que entonces bullía en mi cabeza", explica Revilla.

Tras la conversación, Obregón Barreda "se afilió a ADIC y poco tiempo después fundamos juntos el Partido Regionalista de Cantabria", ya que "sus ideas contribuyeron a forjar el PRC, al que representó con responsabilidad y dignidad en el Ayuntamiento de Santander y en la antigua Asamblea Regional, hoy Parlamento, de Cantabria".

Revilla también recuerda cuando en 1987 Obregón Barreda se convirtió en el primer presidente regionalista de la Cámara legislativa, "un orgullo que derivó en una experiencia un tanto amarga merced a los avatares de la política, que le enfrentaron a una condena del Tribunal Superior de Justicia".

Sobre este punto, recuerda que "no era una sentencia firme" y, "había que aguardar el resultado de la apelación ante el Tribunal Supremo, que acabaría dándole la razón, pero Eduardo Obregón no podía, no quería esperar. La simple sospecha de haber podido incurrir con sus decisiones en un delito le invalidaba a sus propios ojos y le impedía continuar su labor al frente de la Asamblea".

Es por ello que su dimisión, en enero de 1990, "privó al Parlamento de Cantabria de un magnífico presidente", concluye el jefe del Ejecutivo cántabro.

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