MADRID, 13 Feb. (EUROPA PRESS) -
El hermano Héctor de Jesús García, de la Comunidad Ecuménica de Taizé, aseguró que "la sobrecarga de ideas y tradiciones" y la falta de cuestionamientos sobre "las preguntas fundamentales de la vida" explican las "grandes dificultades" que tiene la gente, y los jóvenes, en particular, "con respecto a la fe y a la Iglesia".
Es esa "búsqueda de sentido" lo que, según el sacerdote, motiva a miles de jóvenes --cerca de 5.000--, de todas las nacionalidades y religiones, acercarse todos los años a la comunidad de Taizé, fundada hace sesenta años al sur de la Borgoña (Francia) por el sacerdote Roger Schutz, quien fue asesinado el 16 de agosto del año pasado durante la oración vespertina en la iglesia de la Reconciliación.
"El universo cotidiano de la mayoría de los jóvenes y adultos evade el misterio, no se cuestionan sobre ellos mismos, no tienen tiempo simplemente para plantearse las preguntas fundamentales de la vida", señaló García en el transcurso de un coloquio sobre 'Jóvenes, religiosidad y Evangelio', organizado por el Instituto Superior de Ciencias Religiosas Don Bosco de Barcelona.
En este sentido, explicó que, en "un mundo así de complicado", el camino era atreverse, como el hermano Roger, "a ser sencillo de corazón". "Esa sencillez de corazón es la que nos permite ver y acoger las situaciones complicadas de la existencia con esperanza, porque las vemos desde el interior, con el corazón, con los ojos de la fe y la esperanza", apuntó, Héctor, quien insistió en que "si para un joven la fe aparece como algo más allá de su alcance se desanima".
Es por ello, aseguró, que es tan importante que descubran el gusto por la oración y que aprendan que ésta "no está reservada a un grupo de élites" ya que "ahí, más que en otra parte, los jóvenes pueden descubrir el misterio de Cristo".
"Y si descubren el misterio de Cristo, también descubrirán el misterio del Hombre y de Dios", señaló el sacerdote, al tiempo que explicó que en la comunidad de Taizé tres veces al día se paran todas las actividades para reunirse a rezar en la Iglesia de la Reconciliación.
"COMO EN CASA".
Héctor comentó que muchos jóvenes, que viven en la comunidad de Taizé, dicen sentirse "como en casa" pese a que las condiciones de vida son muy austeras. "El comentario tiene motivos para resultar extraño, sin embargo, esto se produce porque descubren toda una vida interior que no se daban cuenta que tenían, descubren un corazón lleno de preguntas, dudas, esperanzas e ilusiones", explicó.
"'Aquí me siento en mi casa' significa entonces que el misterio de Cristo ha iluminado lo más personal de ellos. Este misterio de Cristo es una presencia que les perdona y les acoge tal y como ellos son. Es porque se saben amados que también se sienten en casa", añadió el hermano Héctor, quien concluyó que "estar en Taizé, significa también prepararse para asumir responsabilidades al regresar a casa, en vistas a ser portador de paz y de confianza".
Esta comunidad ecuménica internacional está integrada actualmente por más de 100 hermanos protestantes y católicos provenientes de 25 países, que viven sólo de su trabajo --alfarería, edición de libros religiosos-- ya que no aceptan donaciones. Los hermanos se comprometen para toda la vida a compartir los bienes materiales y espirituales, a ser célibes y llevar una vida austera.
La profunda espiritualidad de la comunidad y el carisma del hermano Roger Schutz siempre ha atraído a Taizé a muchos jóvenes de numerosos países para participar en los encuentros de oración y reflexión, semana tras semana.