MÉRIDA 6 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Guardia Civil de Cáceres ha detenido en Talavera de la Reina y Madrid a siete personas encargadas de obtener datos bancarios y blanquear dinero de particulares dentro de la Operación "Ala Ancha", que se inició el pasado mes de enero y que ya se ha saldado con 16 detenidos de los cuales ocho permanecen en prisión.
Según informó la Guardia Civil cacereña en una nota de prensa remitida a Europa Press, la cantidad defraudada supera los 2.000.000 euros y los detenidos, cinco empresarios y dos empleados de un club, se encargaban de obtener los datos bancarios de las víctimas y blanquear el dinero.
Cinco de los detenidos son I.I.B., ciudadano rumano de 29 años de edad, S.P.L.V. y S.M.G.B, colombianas de 28 y 39 años de edad y M.A.L.C. y L.A.S.M., españoles de 37 y 42 años, son naturales de Talavera de la Reina (Toledo), y los otros dos, J.G.O, de 26 años y J.A.R.A, de 49 años de edad, son naturales de Madrid, en concreto éste último vecino de la localidad de Arganda del Rey.
En sus dos últimas detenciones, la Guardia Civil acusa a J.G.O., de pasar en sus clínicas madrileñas de tatuajes, y sólo en el periodo investigado, 14 tarjetas de crédito de ciudadanos extranjeros y nacionales, que previamente habían duplicado o sustraído.
El estudio económico realizado por la Guardia Civil, determinó que el importe medio de los 600 trabajos facturados en las clínicas en ese periodo es de 78 euros, lo que contrasta con el hecho de que el cargo fraudulento hecho a esas tarjetas arroja 21.000 euros, es decir, una media de 1.500 euros.
La última detención, se realizó en Madrid el pasado martes día 4, cuando agentes de la Comandancia de Cáceres detuvieron allí a J.A.R.A., acusado de ser el intermediario de la banda para poner en contacto a sus miembros y de ser el correo de un tráfico de cocaína al menudeo, que también se detectó y por cuyo motivo se desmanteló un punto de venta en un domicilio madrileño en la primera de las explotaciones de la Operación "Ala Ancha".
ANÁLISIS DE LAS TARJETAS
La Guardia Civil, en colaboración con AMERICAN EXPRESS, SERMEPA, 4B y CECA está analizando las tarjetas falsas, el total de los datos bancarios obtenidos y los sistemas de duplicación. En ese sentido AMERICAN EXPRESS informó que una de las tarjetas de crédito intervenidas había sido clonada con un sistema que hasta ahora no se había detectado. La investigación, bajo el control jurisdiccional del Juzgado de Instrucción nº 2 de Navalmoral de la Mata, sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones.
El pasado mes de enero, la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres abrió la Operación Ala Ancha, tras recibir la denuncia de que se estaban utilizando tarjetas falsas para la realización de compras en la comarca del Campo Arañuelo y Plasencia.
La operación desarticuló a un grupo organizado internacionalmente, compuesto por nueve ciudadanos cubanos que se dedicaban a la falsificación integral de tarjetas de crédito y que, utilizando identidades falsas, hacían un uso fraudulento de las mismas, cargando contra las víctimas el importe de las compras que realizaban y cuyos productos eran posteriormente vendidos en el mercado negro.
En una primera explotación de la Operación la Guardia Civil detuvo a distintos componentes de este grupo en las localidades de Ibi (Alicante), Navalmoral de la Mata (Cáceres) y Madrid, interviniéndose más de 400 tarjetas de crédito clonadas y dispuestas para su uso, así como datos de otros tantas tarjetas que iban a ser duplicadas y el equipo necesario para su falsificación integral.
La Guardia Civil, tras analizar más de 4.000 folios de informes relacionados con la operación, determinó que en el primero de los casos, se buscaban negocios donde el propietario o los empleados permitieran, a cambio de un porcentaje en las ganancias, colocar, junto al datáfono del negocio, un lector de tarjetas donde se volvía a pasar ilícitamente la tarjeta del cliente sin que este lo advirtiera, con lo que sus datos ya podían ser utilizados por la banda.
CONVERSIÓN EN METÁLICA
Para convertir en metálico las operaciones con las tarjetas duplicadas, el grupo realizaba compras cuyos bienes posteriormente vendía a un precio inferior al del mercado simulando ser mayoristas, o cargaban contra la tarjeta duplicada importantes cantidades, simulando compras que nunca se produjeron cuyo importe era repartido entre el titular del negocio y los miembros de la banda al 50 por ciento.
En cualquier caso, precisaban de la colaboración necesaria de empresarios o empleados.
La Guardia Civil consideró que uno de los detenidos, el español M.A.L.C., gracias a sus contactos y con el mundo de la noche, era el encargado en las provincias de Cáceres y Toledo de buscar lugares donde instalar los lectores de bandas en clubs de alterne. En ellos, los empleados pasaban nuevamente las tarjetas de sus clientes, y sus datos se entregaban a la banda para la confección de una tarjeta de crédito duplicada, generalmente expedida por una entidad bancaria extranjera, y a favor de una persona ficticia, para cuyo fin, la propia banda, falsificaba licencias de conducción y pasaportes.
Mediante ese sistema, durante los dos últimos meses del pasado año, la banda se hizo, principalmente, con los datos bancarios de vecinos de las provincias de Ávila, Madrid, Toledo y Cáceres, que pronto verían en números rojos sus cuentas corrientes por compras nunca realizadas.
M.A.L.C. también buscaba negocios de otros empresarios solventes y sin antecedentes policiales, que prestaran sus datáfonos para pasar las tarjetas ya falsificadas, en cuyas operaciones cargaban contra las tarjetas de las víctimas importes de sumas que luego se repartirían. Este fue el caso del contratista L.A.S.M. que se prestó a este negocio simulando el pago por el arrendamiento de la caza en varios cotos de caza ubicados en las provincias de Cáceres y Toledo.
Durante el mes de diciembre del pasado año, la banda pasó 10 tarjetas de crédito duplicadas lo que reportó el ingreso en la cuenta de L.A.S.M. de más de 36.000 euros, que eran de inmediato retirados y repartidos entre los delincuentes. En este caso los perjudicados fueron ciudadanos italianos, franceses y alemanes y una vecina de Bilbao a la que dejaron su cuenta a cero.