El vallisoletano acusado de matar a su ex pareja mantuvo su cadáver en casa 24 horas antes de trocearlo y tirarlo al río

Un SMS ofensivo que él envió a la víctima desencadenó una discusión en la que esta última murió estrangulada

Europa Press Nacional
Actualizado: martes, 16 mayo 2006 15:34

VALLADOLID, 16 May. (EUROPA PRESS) -

El vallisoletano Eugenio R.R, de 53 años, quien se encuentra en prisión desde el pasado viernes acusado de matar a su ex esposa, Benita del Valle, acudió a trabajar con absoluta normalidad al día siguiente de estrangularla y mantuvo su cadáver en el domicilio familiar durante 24 horas, hasta que, provisto de herramientas que cogió del taller, lo descuartizó y arrojó en varias bolsas al río Pisuerga para no ser descubierto.

Así lo desveló hoy el subdelegado del Gobierno en Valladolid, Cecilio Vadillo, una vez levantado el secreto de sumario por parte del Juzgado de Instrucción número 5 de la capital que se ha hecho cargo del caso y que hasta entonces había impedido al representante gubernamental dar detalles de la investigación.

Vadillo explicó que las pesquisas realizadas conjuntamente por la Guardia Civil y la Policía Nacional concluyen que el presunto homicida confeso, quien se entregó el pasado día 9, estranguló a su ex pareja en la madrugada del 28 de febrero al 1 de marzo con motivo de una discusión registrada en el domicilio que aún compartían en la calle Mirlo, en el barrio de Pajarillos, pese a encontrarse ya divorciados por sentencia desde febrero y que estuvo motivada por un mensaje SMS, cuyo contenido no ha sido desvelado, que Eugenio R.R. mandó a Benita del Valle y que soliviantó a ésta.

La pelea se inició cuando el ahora detenido llegó al domicilio familiar, en el que ya se encontraba la víctima, y no parece que la misma tuviera su origen en un ataque de celos, ya que los ex cónyuges hacían vidas separadas y sólo compartían el piso a la espera de venderlo para realizar la correspondiente liquidación.

Pese a que llegó a defenderse, tal y como atestiguan los arañazos aparecidos en el cuello de su ex marido, Benita del Valle murió estrangulada en su propio dormitorio. Acto seguido, siempre según la investigación, Eugenio R.R. cogió el teléfono móvil de la fallecida y envió un SMS a un amigo de ésta con quien había estado previamente en Medina del Campo (Valladolid), supuestamente para hacer suponer al nuevo compañero de su ex mujer que la misma había llegado a casa y se encontraba perfectamente.

Vadillo, en su relato de lo acontecido, añadió que el presunto homicida fue a trabajar al día siguiente con normalidad al taller de su hijo en el número 22 de la calle Regín, cogió un cuchillo de grandes dimensiones y una sierra y utilizó dichas herramientas para fragmentar el cadáver de la víctima, que permaneció 24 horas tendida en el dormitorio.

EN DOS BOLSAS

El descuartizamiento, sin embargo, tuvo lugar en un patio interior del piso, donde Eugenio R.R. trabajó sin desmayo hasta que logró dividir el cuerpo e introducirlos en dos bolsas, una de ellas reservada para cabeza, piernas y brazos y la otra, la más pesada, para el tronco de su ex pareja. Ambas bolsas, así como una tercera con efectos personales de la mujer, en este caso para hacer creer que se había ido de casa voluntariamente, las arrojó posteriormente en tres escenarios distintos de la ciudad, tales como el Puente de la Condesa Eylo, el barrio de Arturo Eyríes y el barrio de Cuatro de Marzo.

El río Pisuerga continuó el trabajo y diseminó los restos por distintos términos municipales, hasta que fueron apareciendo y llevaron a la Guardia Civil y Policía Nacional a sospechar de que los mismos pudieran pertenecer a Benita del Valle, extremo que las pruebas de ADN podrían certificar oficialmente a lo largo de esta semana. Un brazo, no obstante, sigue sin ser aparecer y, tal y como aventuró el máximo responsable de la Comandancia, Francisco Javier Galache, no sería de extrañar que pudiera encontrarse en tierras portuguesas.

Antes de que el presunto responsable se entregara, las investigaciones habían estrechado ya el cerco sobre él puesto que, además de los arañazos que presentaba en el cuello, habían sido hallado restos de sangre en uno de sus vehículos, así como en el sumidero del patio de la vivienda, una habitación y una alfombra del comedor.

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