Actualizado 20/04/2010 22:51

Eddie Murphy, un policía en peligro en 'El negociador'

AP


MADRID, 20 Abr. (OTR/PRESS) -

El director Thomas Carter ('Coach Carter', 'Espera el último baile' y series como 'Canción triste de Hill Street', 'Corrupción en Miami' y 'Aquellos maravillosos años'), recoge la tradición del cine policíaco de los años 70 y lo sitúa en uno de sus escenarios predilectos: las calles de San Francisco. Es el asfalto idóneo para las escenas de persecución, tranvías sin frenos y otras situaciones vertiginosas que vertebran 'El negociador', la película que Cuatro emite este miércoles a las 22.30 horas.

Está protagonizada por el actor, guionista, compositor y productor Eddie Murphy ('Norbit', 'La mansión encantada', 'Papá canguro', 'El profesor chiflado'), nominado al Oscar por su papel en 'Dreamgirls', que regresa al cine de acción poniéndose en la piel del policía Scott Roper. Lo secunda el prolífico actor Michael Rapaport ('Deep Blue Sea', 'El hombre desnudo'), que interpreta al ayudante de policía y novato tirador de elite, siendo aquí el encargado de darle el contrapunto al personaje de Scott Roper.

Completan el reparto Michael Wincott ('El asesinato de Richard Nixon', 'La hora de la araña'), que da vida al villano psicópata; Denis Arndt ('Bandidas', 'Donde reside el amor'), que encarna al capitán Frank Solis, y Carmen Ejogo ('¿Qué más puede pasar?') que interpreta a la novia de Roper.

Esta cinta cuenta la historia de Scott Roper, uno de los mejores policías de San Francisco. Por su sangre fría y su rapidez mental es el número uno en su terreno: la negociación en situaciones con rehenes. Junto con su novato compañero, Scott integra una desigual pareja que resuelve una crisis tras otra sin ningún tipo de problema. Pero cuando su novia se convierte en rehén de un brutal psicópata ni siquiera sus hábiles palabras de persuasión podrán cambiar la situación. Es entonces cuando Scott y su compañero se enfrentarán a una mortal versión del juego del gato y el ratón, sabiendo que esta vez sus métodos habituales no le servirán de nada.