MADRID, 29 Ago. (EUROPA PRESS) - Los planetas rocosos comienzan su vida como material polvoriento que circunda alrededor de estrellas jóvenes. Los grumos de material se unen entre sí para formar asteroides. Aunque los asteroides a menudo son destruidos, algunos crecen con el tiempo y se transforman en proto-planetas. Después de unos 100 millones de años, estos objetos maduran hasta convertirse en planetas completamente desarrollados, terrestres. Se cree que nuestra Luna se formó a partir de un impacto gigante entre la proto-Tierra y un objeto del tamaño de Marte. En la esperanza de presenciar un impacto aún más grande, que es un paso clave en el nacimiento de un planeta terrestre, los astrónomos recurrieron a Spitzer para observar la estrella con regularidad. A partir de mayo de 2012, el telescopio empezó a ver la estrella, a veces a diario. "No sólo asistimos a lo que parecen ser los restos de un enorme colisión, sino que hemos sido capaces de realizar un seguimiento de cómo está cambiando el entorno de la estrella" dijo Kate Su de la Universidad de Arizona y co-autor del estudio. "Spitzer es el mejor telescopio para el monitoreo de estrellas con regularidad y precisión de los pequeños cambios en la luz infrarroja durante meses e incluso años."