5 cosas malas y 5 buenas del Mad Cool 2018

MAD COOL FESTIVAL
ANDRÉS IGLESIAS - MAD COOL
Actualizado: miércoles, 18 julio 2018 12:16

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MADRID, 18 Jul. (EDIZIONES - David Gallardo) -

Han pasado unos días y parece que los ánimos se van calmando poco a poco. Pero una cosa es cierta: en la tercera edición del Mad Cool Festival, esa que ha congregado a 80.000 personas por día del 12 al 14 de julio en un descampado de Valdebebas ha pasado de todo y podría haber sido peor.

Ya de primeras, el público estaba con la mosca detrás de la oreja porque eso de doblar de un año para otro pasando de 40.000 a 80.000 personas de aforo daba cuanto menos algo de reparo, ya que demasiada gente junta siempre es algo complicado de gestionar, indudablemente.

El festival ha tenido muchas sombras y también bastantes claros, y por eso a continuación vamos a resumirlo en 5 cosas malas y otras 5 cosas buenas del Mad Cool 2018 -cada cual tendrá las suyas y seguro que puede crecer la lista, pero la idea es resumir-.

5 COSAS MALAS

1. MASIFICACIÓN

El recinto del festival cuenta con 100.000 metros cuadrados y la organización calculó que ahí cabían 80.000. Caber cabían, como hemos visto, y seguro que ese cálculo se hizo teniendo en cuenta la seguridad en coordinación con la policía y el Ayuntamiento. Pero que quepan no significa que haya que meterlas ahí necesariamente. La ambición por ser el más grande termina siendo contraproducente e incómoda.

Esta masificación provocó largas colas en la apertura del primer día a la hora de entregar las pulseras a quienes no las habían recibido, con el consiguiente riesgo de seguridad. Tras la tensa espera, dentro de nuevo colas imposibles para adquirir bebida y comida -a precios habituales, pero tampoco populares-. Todo bastante tedioso en la jornada inaugural.

2. DEMASIADOS ESCENARIOS

Tener el recinto hasta la bandera y siete escenarios termina resultando algo negativo básicamente porque la gente quiere moverse de uno a otro para ver a diversos artistas pero termina resultando muy lento y difícil. Hay que andar demasiado y esquivar a demasiados seres humanos en tu camino -lo del postureo lo dejamos para otro día- mientras la música empieza a sonar y no espera a nadie.

Eso por no hablar de las solapaciones que hacen que aunque en el cartel ponga que hay treinta grupos, al final vas a poder ver bien y realmente enteros a tres o cuatro. También se puede dar la situación de que el sonido de un escenario moleste en otro y... uno de tus cabezas de cartel decida no tocar. Hacer un Massive Attack, vaya.

3. LA ZONA VIP ANTE EL ESCENARIO

Delante de los dos escenarios principales había dos zonas vip acotadas para quienes tenían el abono vip -considerablemenet más caro- y para invitados. Esto ha sido fuente constante de trifulcas al estar claramente vacías mucho tiempo, con el público 'normal' tratando de entrar. Por si fuera poco, Alex Kapranos de Franz Ferdinand y Josh Homme de Queens of the Stone Age se quejaron abiertamente de esta situación y pidieron que entrara más gente, con el consiguiente problema para los trabajadores de seguridad.

4. EL CÉSPED ARTIFICAL DA CALAMBRE

El césped artificial es indudablemente mejor que un irrespirable descampado de tierra, pero se da la circunstancia de que da calambre. Cualquiera que haya estado en el Mad Cool lo sabe porque se ha llevado no pocos calambrazos de alto voltaje durante los tres días de festival. Una situación divertida al principio pero que cuando se repite varias veces deja de tener gracia.

5. ACCESO Y SALIDA

Dos horas de espera para coger un taxi después del concierto de Pearl Jam. Supuestamente los usuarios de Uber no tendrían que esperar, pero también se quejaron. Esto se dio principalmente el primer día, cuando hubo además un monumental atasco para acceder al aparcamiento previamente pagado por parte de los asistentes.

El túnel bajo la M-11 daba bastante mala espina en caso de algún tipo de avalancha y, después, el pedregal hasta la entrada ha sido criticado por su falta de accesibilidad para minusválidos. El Metro estaba a una buena caminata pero por fortuna abrió la línea 8 hasta Nuevos Ministerios, en un buen punto para el festival, igual que la cercanía de la estación de Cercanías Renfe.

5 COSAS BUENAS

1. LA COSA MEJORÓ TRAS EL INICIO

El caótico inicio del jueves mejoró el viernes y el sábado. Para empezar, el gran atasco del primer día no se repitió y tampoco había colas para acceder al festival. Dentro del recinto, las colas para beber y comer pasaron de ser una pelea de una hora apelotonados ante las barras a unos diez minutos de paciencia, según el momento, al estar los trabajadores mejor organizados. El ímpetu del primer día pasó a ser una tensa calma y el público se familiarizaba poco a poco con el recinto, lo cual siempre ayuda.

2. LOS ARTISTAS Y LOS CONCIERTOS

Lo más destacado del Mad Cool, en cualquier caso y como debe ser, fueron los artistas y los conciertos. No hubo ninguno especialmente malo y son aclamados con bastante unanimidad los de Pearl Jam, Nine Inch Nails, Depeche Mode, Queens of the Stone Age, Franz Ferdinand, Arctic Monkeys o Jack White, por citar algunos. La música amansa a las fieras no es una frase hecha en el caso de este tercer Mad Cool.

3. EL DESPLIEGUE TÉCNICO

La apuesta del festival por el gigantismo se tradujo en dos grandísimos escenarios con dos pantallas enormes con una producción que cambiaba según cada artista -unos mejor, otros peor, algunos más cinematográficos, otros más descriptivos- pero que ayudaba a recortar las distancias. En cuanto al sonido, lógicamente mejora cuanto más cerca y más centrado, pero también es verdad que en líneas generales el festival sonó de manera notable. Además, los horarios se cumplieron a rajatabla.

4. LOS ASEOS

Muchos más aseos que en anteriores ediciones y que en otros festivales, repartidos por todo el recinto. En algún momento se pudo formar alguna cola, sobre todo en los aseos para ellas, pero por lo general nadie tuvo que padecer demasiado para aliviar sus necesidades fisiológicas. Dentro de ellos, además, agua corriente y todo bastante limpio.

5. LA GENTE

Junto a los artistas, en definitiva, lo mejor fue la gente. Que se sobrepuso, que le puso ganas al disfrute musical y que no provocó ningún altercado destacable. Con el ambiente tan enajenado del jueves, cualquier cosa podría haber pasado. Con los ánimos exaltados durante las dos horas de espera por Massive Attack, cualquier cosa podría haber pasado. Pero el comportamiento de los asistentes incluso en esos momentos fue razonablemente bueno. Porque al final la música y el público salvaron todas las dificultades.