Incendio de Cotobade (Pontevedra)
EUROPA PRESS

   Sectores como el de la madera el agroganadero ya calculan los daños tras una oleada que se llevó por delante un aserradero, varias naves y reses

   SANTIAGO DE COMPOSTELA, 21 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Los incendios forestales cuestan entre 360 y 488 millones de euros al año en Galicia entre lo que se gasta en la lucha contra incendios, el valor de las rentas perdidas y el de los servicios ambientales que ofrece el bosque, y que dejará de aportar.

   Así se extrae de un estudio realizado por las profesoras María L. Loureiro y Melina Barrio, que en 2009 cifraron entre el 0,62 y el 0,84% del PIB gallego el coste económico de los fuegos.

   En 2014, WWF España utilizó esta cifra para llamar la atención sobre los mayores costes que los incendios tienen en la comunidad gallega, en comparación con el conjunto estatal, para el que la organización estima en un 0,2% del PIB español la afección, es decir, unas pérdidas anuales no inferiores a 1.800 millones.

   Estas cifras incluyen una aproximación a la valoración económica de la naturaleza, reconociendo lo subjetivo de esta estimación: por lo que aportan los montes para la depuración de aguas y aire, fijación de suelos y de carbono, entre otros aspectos.

   "Es obvio que estas cifras no incluyen otros valores como la pérdida de vidas humanas, el daño psicológico de las personas afectadas o el valor existencial que tenía el paisaje y la biodiversidad perdida", constata WWF en el informe de hace tres años.

   En el caso gallego, si a los en torno a 400 millones de euros de daño se le restan los 173 que se han dedicado los últimos tres años a luchar contra los fuegos (prevención y extinción de incendios), el resultado arroja unos 227 millones de coste, entre rentas perdidas (fincas, producciones, ganaderías...) y servicios ambientales asociados a la naturaleza.

"UN PROBLEMA ECONÓMICO"

   En declaraciones a Europa Press, la responsable de bosques, incendios y desarrollo rural para WWF España, Lourdes Hernández, advierte de que los fuegos han pasado de ser "ya no un problema estrictamente ambiental, sino un problema económico".

   Su mayor frecuencia, por el incremento de las temperaturas y la disminución de las lluvias (que asocia al cambio climático), y el hecho de que se declaren con más proximidad a las viviendas, los convierten, según avisa, "en una verdadera emergencia civil".

   "Lo hemos visto el pasado fin de semana en Galicia", comenta Hernández. Su organización, dedicada a la defensa de la naturaleza y el medio ambiente, publicó este año otro estudio titulado, precisamente, 'Fuego a las puertas. Cómo los incendios afectan cada vez más a la población en España'.

   Y es que, más allá de los efectos sobre la naturaleza y los animales, la responsable de bosques e incendios de WWF España alerta de las consecuencias económicas de los fuegos en estos espacios periurbanos o cercanos a núcleos de población, empezando por la afección al suelo y terminando por la calidad de vida de los habitantes de lugares que han ardido (por contaminación del aire y los embalses y costas).

   "Los que explotaban los montes ya no pueden explotarlo, y esto tiene también impacto sobre otras actividades económicas como el marisqueo y hasta el turismo", explica.

   Una vez pasado el incendio, toca restaurar la zona calcinada, y para eso también tiene hecho un cálculo WWF: unos 3.000 euros por hectárea, que pueden llegar hasta unos 6.000. "Es una media, dependiendo de muchos factores, como la orografía del terreno, los trabajos tendrán un menor o mayor coste", expone.

LA FACTURA PARA LOS SECTORES PRODUCTIVOS

   A la espera de determinar si habrá daños sobre los bancos marisqueros (los organismos responsables y los técnicos ya trabajan sobre el terreno para evitar arrastres de cenizas a las rías), otros sectores productivos como el maderero y el agroganadero ya hacen estudian las repercusiones que tendrá la última ola de incendios sobre sus cuentas.

   Así, la patronal de la madera (Confemadera) habla de "dobles pérdidas": la primera, a la que denomina "factura", que se produce en el momento del fuego y se refiere a la madera ya cortada o inmovilizada; y la segunda, la "hipoteca", a medio y largo plazo, por el negocio que expira.

   "Por cada metro cúbico que arde son tres metros cúbicos que dejarán de comercializarse en el futuro", destaca la secretaria general de Confemadera, Ana Orons, en declaraciones a Europa Press.

   Orons indica que "lo más significativo son las hectáreas" de monte plantado que han sido arrasadas por las llamas, superficie que todavía tiene pendiente de contabilizar la organización, más allá del dato de 35.500 hectáreas ardidas el último fin de semana según la información que aportó la Xunta.

   En As Neves (Pontevedra), 20 familias lamentan la pérdida de los puestos de trabajo en el aserradero que quedó "siniestro 100%" tras el paso de la oleada de incendios. Está en marcha en estos momentos el proceso de peritación, apunta la secretaria general de Confemadera.

LA NECESIDAD DE AYUDAS

   Por su parte, el sector agroganadero se resiente después de que ardiesen al menos ocho naves de pollos, múltiple maquinaria, prados y hasta hierba empacada preparada para la alimentación de ganado, muy necesaria en lugares como Viana do Bolo, para hacer frente a la sequía.

   Eso, unido a la pérdida de ganado (caballos y vacas de carne se vieron presas del fuego) y al viñedo calcinado, junto a las escorrentías que contaminan pozos y abrevaderos, configura un panorama bastante crudo, según indican fuentes del sector.

   Sindicatos como Unións Agrarias (UU.AA.) han recibido ya durante esta semana múltiples solicitudes, urgiendo ayudas directas para "dar de comer y beber" a las reses, teniendo en cuenta el precio al que va el forraje.

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