Crónica Ulster.- Cameron manifiesta, "sin ambigüedades", que el 'Domingo Sangriento' fue "injustificable"

Actualizado: martes, 15 junio 2010 21:34

El informe Saville establece que las víctimas no suponían "ninguna amenaza" y que los primeros disparos procedieron de los soldados

LONDRES, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -

El primer ministro británico, David Cameron, calificó este martes de "injustificable" la muerte de catorce manifestantes en enero de 1972 por disparos del Ejército británico en Londonderry (Irlanda del Norte) y ha pedido perdón, "en nombre del Gobierno y del país", por la matanza durante la presentación ante la Cámara de los Comunes de las conclusiones de la investigación sobre el llamado 'Domingo Sangriento' ('Bloody Sunday').

"No se defiende al Ejército británico defendiendo lo indefendible", declaró Cameron durante la presentación de las conclusiones de la investigación de Lord Saville. "No hay ninguna duda, no hay equívocos, no hay ambigüedades, lo que sucedió durante el 'Domingo Sangriento fue injustificado e injustificable", aseveró. "En nombre del Gobierno y de todo el país, lo siento profundamente", afirmó Cameron.

El informe indica que todos los manifestantes muertos aquel 30 de enero de 1972 eran inocentes y estaban desarmados, que los primeros disparos procedieron de los soldados del Regimiento de Paracaidistas, que abrieron fuego sin previo aviso y en ningún caso en respuesta a una agresión de los manifestantes, y que algunos de los muertos "estaban huyendo o ayudando a otros".

El documento también indica que el actual viceprimer ministro de Irlanda del Norte, Martin McGuinness, estaba presente en el lugar cuando se produjo la masacre y "probablemente estaba armado con una ametralladora", pero no cometió "ningún acto que justificara que ninguno de los soldados abriera fuego".

Los hechos juzgados ocurrieron el 30 de enero de 1972, cuando trece personas murieron y catorce resultaron heridas por disparos del Regimiento de Paracaidistas del Ejército británico durante una manifestación no autorizada en el barrio de Bogside --una zona mayoritariamente republicana de Londonderry-- en defensa de los derechos civiles. Uno de los heridos falleció posteriormente.

Entre los presentes aquel día se encontraban el actual líder del Sinn Fein, Gerry Adams, y el Premio Nobel de la Paz John Hume. Tras la lectura del informe, el propio Adams recordó a "las familias de los muertos y heridos", que "han luchado durante 38 años por la verdad y la justicia", y afirmó que el documento ha situado "las mentiras" del informe Widgery --la primera investigación sobre los incidentes, publicada en 1972-- "en el basurero de la historia".

Por su parte, el Partido Unionista Democrático (DUP), principal formación de Irlanda del Norte y cuyo líder, Peter Robinson, es el actual ministro principal de la región, ha denunciado el "exorbitante coste" económico de una investigación que sólo ha tenido en cuenta a "menos de dos decenas" de muertos y ha recordado a las "otras miles de víctimas" cuyos casos han sido "virtualmente ignorados".

El 30 de enero de 1998, con el Gobierno británico enfrascado en las negociaciones entre unionistas y republicanos para poner fin al largo conflicto de Irlanda del Norte --que concluyeron en el Acuerdo de Viernes Santo de ese mismo año--, el entonces primer ministro, Tony Blair, ordenó al entonces juez del Tribunal Supremo, Lord Saville of Newdigate, una investigación sobre la masacre.

En estos doce años, los investigadores recogieron declaraciones verbales de 922 personas y recibieron alrededor de 2.500 testimonios por escrito. El resultado fue la investigación más extensa y de mayor recorrido de la historia de Reino Unido, con un coste total de 195 millones de libras, y un documento de 5.000 páginas que ha sido hecho público simultáneamente en Londres y en Dublín.

El informe Saville fue entregado esta mañana a los familiares de las víctimas y a sus abogados durante un encuentro a puerta cerrada en el Ayuntamiento de Londonderry. El ministro para Irlanda del Norte, Owen Paterson, también ha recibido una copia. La Fiscalía de Irlanda del Norte está estudiando la posibilidad de encausar a los militares implicados a partir de las conclusiones del informe, según informó su director, Matt Baggott, en un comunicado.

"NINGUNA AMENAZA"

Según el informe leído por David Cameron, los primeros en disparar fueron los propios militares británicos, pese a que "ninguno de los fallecidos tenía un arma de fuego en estos momentos y no hubo, por tanto, ninguna justificación para disparar a civiles".

"Ninguna de las víctimas suponía una amenaza ni había hecho nada que justificara los disparos", aseguró el primer ministro. "Algunos de los muertos o heridos claramente estaban huyendo del lugar o ayudando a otros", prosiguió. "Una persona recibió un disparo mientras se alejaba arrastrándose de los soldados", agregó Cameron.

"En ningún caso hubo aviso previo por parte de los soldados antes de abrir fuego" y los militares "perdieron el autocontrol y olvidaron o ignoraron las instrucciones y su formación militar". "Lo que sucedió nunca hubiera debido suceder", manifestó. El documento, según Cameron, revela también que muchos de los soldados "mintieron" posteriormente sobre lo que había sucedido para justificar su actuación.

En abril de 1972, el entonces jefe de la judicatura ('Lord Chief of Justice'), John Widgery, determinó que los soldados no habían cometido ningún delito y que muchos de los fallecidos estaban armados.

El antiguo líder del Partido Unionista del Ulster y uno de los artífices de los Acuerdos del Viernes Santo, David Trimble, declaró el pasado viernes al diario 'The Guardian' que en 1998 había advertido a Blair de que cualquier conclusión que se desviase "un milímetro" del informe Widgery llevaría "a los soldados al banquillo de acusados".

"EL BASURERO DE LA HISTORIA"

Durante la lectura del documento, miles de personas se habían concentrado en el exterior del Ayuntamiento de Londonderry para escuchar a Cameron. Aparte, un grupo de personas se concentró en el 'Memorial Bloody Sunday' en la calle Rossvill, en Bogside, el barrio mayoritariamente católico de la ciudad en el que se produjeron los hechos, y se dirigió al Ayuntamiento, en la plaza de Guildhall, el lugar hacia el que pretendían marchar los manifestantes antes de que se lo impidieron los soldados.

En el exterior del Ayuntamiento, Martin MacGuinness declaró al diario 'Irish Times' que Irlanda del Norte ha vivido el proceso de paz "más exitoso del planeta", pero recordó que uno de sus principales problemas ha sido, precisamente, su incapacidad para rendir cuentas con el pasado.

Por su parte, Gerry Adams ha recordado a "las familias de los muertos y heridos", que "han luchado durante 38 años por la verdad y la justicia" y para que "el Gobierno británico ponga fin a su política de encubrimiento y ocultación".

"Los hechos sucedidos durante el 'Domingo Sangriento' han quedado claros", declaró, en un comunicado difundido por la página de Internet del Sinn Fein. "Los Paracaidistas británicos fueron a Londonderry y mataron a 14 manifestantes por los derechos civiles e hirieron a otros 13", prosiguió. "Estaban desarmados, no suponían ninguna amenaza y eran completamente inocentes", agregó. "Saville ha puesto las mentiras de Widgery en el basurero de la historia", aseveró.

Tony Doherty, cuyo padre falleció en el 'Domingo Sangriento', declaró a SkyNews que las víctimas han quedado reivindicadas con este informe. "Ha quedado proclamado ante el mundo que los muertos y heridos en el 'Domingo Sangriento', manifestantes por los derechos civiles, eran todos inocentes", aseveró.

Por su parte, el parlamentario del DUP por Londonderry Este, Gregory Campbell, declaró en la página de Internet del partido que en los 'Disturbios' entre católicos y protestantes, que comenzaron en 1969 y concluyeron con el proceso de paz, "murieron alrededor de 3.500 personas", pese a lo cual "se han gastado cientos de millones de libras para investigar menos de dos decenas de muertes".