El juez que sentenció a muerte a Sadam califica su ejecución de "incivilizada y retrógrada"

Actualizado: miércoles, 30 abril 2008 15:03

NUEVA YORK, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -

El magistrado jefe del tribunal que sentenció a muerte a Sadam Husein, Raouf Abdul Rahman, considera que la forma en que se llevó a cabo su ejecución, el 30 de diciembre de 2006, fue "incivilizada y retrógrada", informa la CNN.

En declaraciones a los medios de comunicación en los tribunales de Bagdad, donde se juzga a otros miembros del anterior régimen iraquí, Rahman subrayó que, según la ley iraquí, "no hay ejecuciones públicas", en referencia a las imágenes captadas por la cámara de un teléfono móvil que mostraban el ahorcamiento del ex dictador así como por la gran cantidad de testigos chiíes, que después comenzaron a bailar alrededor del cadáver.

Sadam, musulmán de confesión suní, fue condenado a muerte por su implicación en el asesinato de 148 personas en Dujail, una ciudad de mayoría chií situada al norte de Bagdad, poco después de su intento de asesinato en 1982.

La ejecución tuvo lugar en las mismas fechas en que los suníes comienzan las celebraciones de la fiesta religiosa de Eid al Adha. En este sentido, el juez se lamentó de que la sentencia fuera llevada a cabo durante estas fiestas, ya que, según dijo "Eid es una época de amor, tranquilidad y reconciliación, no una época para las ejecuciones".

Ninguno de los responsables del actual Gobierno iraquí acudió a la ejecución y entierro de Sadam en la localidad de Awja, cerca de Tikrit, en el mismo cementerio donde también están enterrados dos de sus hijos.

En su momento, la forma en que se llevó a cabo la sentencia a muerte fue duramente criticada tanto por el entonces primer ministro británico, Tony Blair, quien la calificó de "completamente equivocada", como por el Vaticano, que consideró que la muerte del culpable no es el camino hacia la justicia y la reconciliación.

Por su parte, Rusia advirtió de que la muerte de Sadam empeoraría las tensiones en ese momento ya latentes entre los suníes y chiíes. De hecho, poco después de la ejecución comenzaron las cruentas luchas sectarias entre las milicias de ambas confesiones, cuyo periodo más algido ha durado casi un año.