BRUSELAS, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha dejado claro este jueves que "no es suficiente" para su país que los aliados digan que "ya no son enemigos" para superar las divergencias que persisten para cerrar un acuerdo que les permita colaborar en el escudo de defensa antimisiles.
"No es suficiente decir que en 1997 dijimos que no éramos adversarios y que garantizaremos la seguridad del otro", ha insistido en rueda de prensa tras reunirse con sus homólogos aliados. "Nuestra prioridad es preservar la estabilidad estratégica", ha explicado.
El jefe de la diplomacia rusa ha reiterado que Moscú espera "garantías claras" jurídicas de que el escudo antimisiles que la OTAN quiere desplegar de manera gradual de aquí a 2018 no estará dirigido "contra las capacidades estratégicas rusas" y ha reclamado también "criterios objetivos" definidos para determinar que "las capacidades se corresponden con el objetivo de combatir las amenazas balísticas fuera de la región euroatlántica", aunque ha augurado que las partes podrán superar sus divergencias en el futuro.
Por su parte, Rasmussen ha recordado en rueda de prensa que la OTAN y Rusia ya se comprometieron a no utilizar la fuerza contra la otra parte con el Acta Fundacional firmada en 1997 y ha insistido en todo caso en que "las mejores garantías" para Moscú pasan por aceptar colaborar en defensa antimisiles. Además, ha recordado la oferta de los aliados para crear dos centros conjuntos para facilitar el intercambio de información, elaborar análisis de amenazas conjuntos y planificar ejercicios juntos.
No ha descartado que los aliados suscriban una declaración política en el futuro para tratar de superar las preocupaciones de Rusia, pero no será jurídicamente vinculante, como a priori quiere Moscú. "Nuestro sistema de defensa antimisiles no está diseñado para amenazar a Rusia ni socavar la posición estratégica de Rusia", ha insistido.
Aunque el último escollo entre las partes son las garantías jurídicas que ha reclamado Moscú a los aliados, en el pasado ha defendido crear un sistema de defensa antimisiles conjunto de la OTAN y Rusia, pero los aliados han rechazado "subcontratar" su seguridad a terceros y ofrecieron cooperar sobre la base de "dos sistemas separados, pero integrados".
Los aliados esperan declarar la capacidad initerina de su escudo antimisiles con los primeros componentes esenciales del sistema en la cumbre de mayo de Chicago. Rasmussen espera que el escudo antimisiles, que persigue hacer frente a la amenaza de ataques balísticos de países como Irán o Corea del Norte, esté plenamente operativo en 2018.
Hoy por hoy el escudo antimisiles de la OTAN depende de las aportaciones de Estados Unidos. Washington aportará al sistema un radar terrestre AN/TPY 2 y barcos dotados con sistema AEGIS con misiles interceptores SM-3.
En una segunda fase, Estados Unidos espera desplegar a partir de 2015 una versión actualizada de los misiles SM-3 Block IB en Rumanía y, a partir de 2018 en una tercera fase, desplegaría misiles SM-3 Block IIA "más avanzados" con una segunda base terrestre de estos misiles en Polonia. En 2020, Estados Unidos desplegaría la versión más avanzada de los misiles SM-3 Block IIB para completar el escudo antimisil en la cuarta fase.
España ha ofrecido a Washington acoger cuatro destructores estadounidenses dotados con el sistema AEGIS en la base naval de Rota (Cádiz), pero no aportará fragatas F-100, equipadas con el mismo sistema. Turquía también acogerá una torre de radar, Países Bajos actualizará cuatro sistemas de radares y Francia prevé aportar radares y satélites, pero no estarán bajo mado de la OTAN, según fuentes diplomáticas.