Aznar revela que Chirac le sugirió en 2002 dar Perejil, Ceuta y Melilla a Marruecos, en un libro de Ignacio Cembrero

Actualizado: martes, 21 marzo 2006 14:50

'Vecinos alejados' recalca el apoyo de Moratinos a la autonomía para el Sáhara y el intento de evitar toda crítica a Rabat

MADRID, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -

El ex presidente del Gobierno José María Aznar asegura que en julio de 2002, durante la crisis por la toma del islote Perejil por gendarmes marroquíes, el presidente francés, Jacques Chirac, le sugirió "la entrega (a Marruecos) de todos los peñoles españoles de la costa marroquí y también de Ceuta y Melilla". Así se lo dijo Aznar al periodista Ignacio Cembrero, que ha incluido esta y otras revelaciones sobre la crisis hispano-marroquí en su libro 'Vecinos alejados', publicado por Círculo de Lectores y presentado hoy en Madrid.

Según dijo hoy Cembrero, Aznar está convencido de que "la crisis entre España y Marruecos no se explica sin Chirac y su apoyo incondicional a Mohamed VI". En el libro, el ex presidente dice que la toma de Perejil por gendarmes marroquíes "contaba con algún otro país detrás" y que pretendía "medir la reacción española a la hora de plantear una reivindicación global" sobre Ceuta y Melilla, y para intentar que España apoyara a Marruecos en el contencioso del Sáhara Occidental.

Sin embargo, los colaboradores de Chirac desmienten que éste alentara la toma de Perejil, y cuentan que cuando conoció la noticia telefoneó a Lala Meryem, la hermana mayor del rey, para abroncarla. No obstante, prometió que sacaría a Marruecos del atolladero, hasta el punto de vetar, durante aquellos días, que la UE adoptara una posición común de apoyo a España. La actitud de Chirac fue censurada, según el libro, por el propio Ministerio de Exteriores.

Así, la tesis del periodista de 'El País' es que "Perejil fue el punto de inflexión (en la política exterior) en el que Aznar decide echarse en brazos Bush". Así lo dice en el libro el ex director del CNI, Jorge Dezcallar, aunque Aznar responde que "no necesariamente". Desde su punto de vista, esa crisis fue "una oportunidad para Estados Unidos". "Yo ya estaba practicando una política de fortalecimiento atlántico (...). Si además hay quienes se equivocan y le dan más oportunidades a Estados Unidos, lo que no pueden hacer luego es quejarse de que las aproveche", argumenta.

Aznar considera además que "el error que cometieron Francia y Marruecos con su actuación en Perejil y el error que cometieron en el conjunto de su relación con España" queda además patente en el hecho de que el Sáhara Occidental siga estancado, un asunto en el que París y Rabat presionaron "extraordinariamente" a Madrid.

Según el autor, la posición española a favor de la autodeterminación del Sáhara Occidental fue el factor más importante de la crisis hispano-marroquí que comenzó en 2001. Aznar se lo dejó claro a Mohamed VI en su primera visita a España en 2000 y su Gobierno, asegura logró desbaratar en la ONU el proyecto de Acuerdo Marco que querían Marruecos y Francia.

No obstante, el libro cuenta también que el Gobierno Aznar hizo múltiples gestiones para edulcorar, en verano de 2003, la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que dio su apoyo al Plan Baker II --que Marruecos rechazaba-- pero sin imponerlo. Según la explicación de Aznar, su Gobierno no pretendía limar asperezas con Rabat, sino que la resolución fuera aprobada por "unanimidad" del Consejo de Seguridad, Francia incluida.

De este modo, hay varios factores que contribuyeron a que el nuevo Gobierno socialista sea mejor recibido en Rabat. Una es que Aznar optara por una solución para el incidente de Perejil que Marruecos consideró "humillante" --en el libro se cuenta que el presidente pidió la elaboración de un plan militar el mismo jueves 11 de julio en que los gendarmes marroquíes tomaron el islote-- y otra es que el PSOE es partidario de una solución autonómica para el Sáhara Occidental.

COMPARACION CON INDEPENDENTISTAS VASCOS

El libro recuerda que Zapatero, ya en julio de 2002, afirmó que la autodeterminación no tiene por qué ser una "garantía de progreso para los pueblos" y afirma que en octubre de 2004, reunido con el entonces ministro de Exteriores argelino, Abdelaziz Beljadem, sugirió que los saharauis proindependentistas tienen la misma razón que los proindependentistas vascos. "También algunos vascos me piden la autodeterminación", dijo Zapatero, según su relato.

"El jefe de la diplomacia española admite también que, en lo concerniente al Sáhara, él y Zapatero navegan a contracorriente de la opinión pública", afirma Cembrero en el libro, y relata que el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Angel Moratinos, propuso a finales de 2004 abordar el tema en una conferencia entre España, Francia, Marruecos y Argelia, sin el Frente Polisario. Moratinos lo niega.

EVITAR CENSUSAR A MARRUECOS

A su juicio, la política sobre el Magreb no se fragua en Moncloa --a diferencia de lo que pasaba en tiempos de Aznar-- sino en Exteriores, y Moratinos es un ferviente defensor de la monarquía alauí y de su estabilidad. Así se explica la nueva posición sobre el Sáhara, y también que el Gobierno esté "ignorando" los abusos a los Derechos Humanos que comete Rabat --por ejemplo en la represión de manifestaciones en el Sáhara-- y que dé la batalla para impedir que sean condenados por la UE.

Moratinos lo niega y afirma que Exteriores hace muchas gestiones "pero no con megafonía". El libro relata que en otoño de 2005 las delegaciones española y francesa ante la UE se batieron contra la petición de Irlanda y los países nórdicos de condenar el Código de Prensa marroquí y, poco antes, Madrid y París fueron quienes insistieron para que en el nuevo acuerdo de pesca con Rabat no se incluyera un párrafo precisando que éste no prejuzgaba el estatuto del Sáhara.

El autor es más crítico al denunciar que, en enero de 2005, antes de la visita de Estado de los Reyes de España, el Gobierno condecoró a varias personalidades marroquíes, entre ellas presuntos responsables de violaciones de Derechos Humanos durante los años de plomo.

COLABORACION TRAS EL 11-M

El libro habla también de la cooperación antiterrorista, que según Cembrero nunca se resintió, y relata un capítulo en el que ésta fue excepcional. La tarde del sábado 3 de abril de 2004 la Dirección de Vigilancia del Territorio (DST) marroquí interceptó, a petición de la Policía española, las llamadas de los suicidas de Leganés a sus familiares. Los agentes marroquíes las iban traduciendo en tiempo real al consejero de Interior de la Embajada de España en Rabat, que estaba con ellos, y éste lo transmitía a Madrid.

Agrega que investigadores marroquíes y españoles están convencidos de que no hay relación entre los atentados de Casablanca en mayo de 2003 y los de Madrid el 11-M. "El 11-M lo protagonizó un grupo autóctono que respondió a la llamada de Bin Laden", dice Dezcallar. Aznar, preguntado sobre si creía que hubo una implicación de algún órgano marroquí en la matanza, respondió: "Estoy convencido de que sabremos, a pesar de la falta de interés de algunos, toda la verdad en torno a lo que sucedió el 11-M.

'Vecinos alejados' se basa en entrevistas con responsables y ex responsables marroquíes, españoles y franceses, entre ellos Moratinos, y los ex ministros Josep Piqué, Ana Palacio y Federico Trillo, además de Aznar. No así el presidente del Gobierno actual.

El libro relata además otros pormenores de las relaciones entre España y Marruecos, como la gran bronca que Aznar tuvo con Hassan II sobre Ceuta y Melilla en 1998, la que Mohamed VI dio a Piqué en 2001 y la petición, durante unas horas, de Moncloa a Moratinos para mediar en la crisis de Perejil, algo que el entorno del ministro confirma, pero los antiguos responsables desmienten. El empeño de Aznar en que Don Juan Carlos no mediara en la crisis con Marruecos, o la opinión de Piqué de que Don Felipe no tendrá tan buena relación personal con Mohamed VI como Don Juan Carlos también forman parte del contenido.