Uno de los secuestradores del empresario Rafael Ávila reconoce que las condiciones "no eran humanas"

Seis de los acusados por el secuestro del empresario Rafael Ávila se enfrentan a
EUROPA PRESS
Europa Press Andalucía
Actualizado: martes, 15 marzo 2011 16:04

CÁDIZ 15 Mar. (EUROPA PRESS) -

Uno de los secuestradores del empresario de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) Rafael Ávila ha reconocido durante el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial que las condiciones en las que estaba la víctima, atado con una cadena en un box para caballos e incluso algunos días con una capucha, "muy humanas no eran".

El acusado de estar custodiándolo en la finca donde el empresario estuvo retenido ha manifestado que él fue el encargado de llevarle cada día la comida, llegando incluso a tener que dársela en los primeros días al estar atado por ambas manos a la pared.

Además, ha asegurado que las órdenes las recibía de Luis Miguel Rodríguez Pueyo, que en la primera sesión del juicio había reconocido ser el ideólogo del secuestro con el fin de obtener fondos para sufragar el secuestro posterior del también empresario Francisco Hernando, conocido como 'El Pocero'.

Con esto, ha querido exculpar, igual que hizo Rodríguez Pueyo, a Raúl Brey, propietario de la finca y director financiero de la empresa de Rodríguez Pueyo. Por su parte, Brey ha declarado que se encontró con el secuestro cuando llegó a su finca el día 2 de junio y que, tras pedirle explicaciones al "ideólogo" del secuestro, éste le convenció para que no se fuera y pasara allí la noche.

Según Brey, eso sirvió para que al día siguiente Rodríguez Pueyo le dijera que al haber estado allí se había convertido en "cómplice". Brey ha manifestado que nunca vio a Rafael Ávila y que tras pasar en la finca varios días se marchó a su domicilio de Sevilla porque "no aguantaba más".

El juicio por el secuestro de Rafael Ávila continuará este miércoles con la declaración del propio empresario secuestrado, que relatará sus días de cautiverio.

El de Rafael Ávila fue considerado por la Policía como "el secuestro económico de mayor duración de los investigados en España" y en el que la víctima permanecía "en peores condiciones". El 18 de junio de 2008, tras 16 días de cautiverio, el industrial sanluqueño fue liberado en un chalé de Almonte (Huelva).

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