CÓRDOBA 14 Abr. (EUROPA PRESS) -
La multinacional italoalemana KME Group, propietaria de la factoría cordobesa de Locsa, cuyo cierre ha anunciado para el próximo 30 de junio, está dispuesta a vender la fábrica al completo a otro inversor o, al menos, a vender o incluso mantener directamente la producción de la fundición de esta empresa metalúrgica.
Así lo ha anunciado, en declaraciones a Europa Press, el director general de KME Group en España, Andrés Barllobre, quien ha negado, por otro lado, que la intención de la multinacional sea, como afirman los sindicatos, desmantelar las instalaciones de Córdoba y no vender en ningún caso, para así evitar a un posible competidor directo de su fábrica italiana.
Barllobre ha señalado que está a la espera, desde que así lo solicitó el pasado 6 de abril, de entrevistarse con el consejero de Empleo de la Junta de Andalucía, Manuel Recio, o con algún responsable de su departamento, para darle cuenta de que, al margen de haber sumado en los últimos cuatro años 17 millones de euros en pérdidas, "las perspectivas a corto y medio plazo son muy negativas" para sus productos (laminados y derivados de cobre y cinc).
Ello se debe, según ha detallado, a "la falta de rentabilidad del cinc" de los últimos años y a la "caída del mercado del cobre en España y Portugal, que son los mercados principales" de Locsa, lo que ha llevado a KME a decidir "cesar la actividad en la fábrica de Córdoba, siguiendo en todo momento la legislación española y buscando hacer el menor daño posible".
Eso quiere decir que KME pretende "recolocar a parte de la plantilla" en sus instalaciones de Barcelona y también en sus factorías de Alemania e Italia y "buscar alternativas de negocio para partes de la fábrica que puedan tener viabilidad" de forma independiente, "como puede ser la fundición", a la vez que ofrecer "otras alternativas de salida lo menos traumáticas posible para el resto de la plantilla", que suma casi 120 empleados, 30 de ellos prejubilados.
El responsable de KME en España ha subrayado que, "aunque se haya difundido que hay inversores interesados en hacerse cargo de la fundición, lo cierto es que nadie ha contactado con nosotros formalmente", planteándose ahora la multinacional, "una vez tomada la decisión" de cierre de Locsa, la posibilidad de "permanecer y operar la fundición exclusivamente, manteniendo el máximo de empleos posible solo en esta actividad".
VENTA DE LA FÁBRICA
En cuanto a su disposición a vender la fábrica cordobesa en su totalidad a otro inversor que quiera mantenerla operativa y con sus actuales trabajadores, Barallobre ha reconocido que no era una posibilidad que KME hubiera contemplado, "pero si alguien nos hace una oferta y pone en valor los activos que tenemos, pues obviamente la consideraremos, como no puede ser de otra manera, pero, si de lo que se trata es de coger esos activos haciendo una oferta a precio de derribo, para que vendamos la empresa por un euro, pues lógicamente no es nuestra intención".
En este sentido, ha argumentado que KME tiene en Locsa "unos activos que valen un dinero y vemos que esos activos a ese precio no son rentables, porque hemos pagado un dinero por ellos", de manera que, "si hay alguien que está dispuesto a pagarlos y lo puede hacer mejor que nosotros y quiere hacer una oferta por ellos, pues nosotros la consideraremos", sobre todo "si es una oferta seria, que además garantiza el empleo, pues ese es nuestro principal objetivo".
A este respecto, el directivo de KME ha subrayado que su idea es "conseguir que la plantilla actual de Locsa tenga el mejor tratamiento posible, ya sea en un cierre total, en un cierre parcial, con el mantenimiento de la fundición, o en esta hipótesis" de venta de la fábrica al completo a otro inversor, que Barallobre ve "muy improbable, aunque, si existe la voluntad política, como se ha difundido en prensa, pues entonces igual resulta que es posible".
ACTIVIDAD HASTA EL ACUERDO
En cualquier caso, Barllobre ha anunciado que KME va a "mantener la actividad en la fábrica, a pesar de su falta de rentabilidad y de las pérdidas que genera, hasta que se llegue a un acuerdo con los sindicatos", siendo su intención la de "buscar la salida más honrosa para cualquiera que sea el acuerdo final", lo que incluye "la posibilidad de sacar adelante la fundición por nuestra parte, si es posible y si no hubiera un inversor interesado".
A eso se suma la pretensión de recolocar a trabajadores de Locsa en la empresa de KME en Barcelona e incluso se baraja, "para gente que tiene muy buenos conocimientos y capacidades, sobre todo en los niveles de mandos, ofrecerles puestos de su categoría en otras fábricas del grupo, en Alemania e Italia principalmente".