El Museo Thyssen Málaga reivindica en su nueva muestra temporal la "modernidad radical" del pintor Francisco Iturrino

El Baño (Sevilla). Francisco Iturrino. 1908.
MUSEO THYSSEN MÁLAGA
Actualizado: miércoles, 4 julio 2018 18:00

MÁLAGA, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -

El Museo Carmen Thyssen Málaga reivindicará en su nueva exposición temporal 'La furia del color', que abrirá sus puertas al público el próximo 6 de octubre, la "modernidad radical" del pintor cántabro Francisco Iturrino (1864-1924); un artista que bien merecería el calificativo de "maldito" y cuya obra representó, en el panorama artístico español de su tiempo, "una absoluta e incomprendida novedad".

Según han explicado desde la pinacoteca en un comunicado, Iturrino fue sin duda "un espíritu libre", un artista "inconformista", en absoluto seguidor de los cánones estéticos ortodoxos y que compartió amistad e inquietudes creativas con algunos de los principales nombres de la vanguardia europea, como Matisse, a quien le unió una estrecha relación personal y una sintonía pictórica en su experimentación con el color como elemento compositivo.

También compartió con Picasso, con quien expuso en 1901 en la galería del marchante Ambroise Vollard, que pese a comprar obras a Iturrino "apenas se esforzó en darle visibilidad comercial".

Su vida nómada, cambiando continuamente de residencia, de norte a sur de Europa y España, le llevó a una "existencia bohemia", casi siempre en situación de estrechez económica, de la que, en sus últimos momentos, aquejado por la enfermedad, le salvarían los muchos amigos artistas que había hecho en su agitado periplo vital.

Esta nueva exposición, comisariada por la directora Artística del Museo Thyssen, Lourdes Moreno, lanza "una nueva llamada de atención sobre este artista poco conocido del gran público" y presente en la colección permanente, "cuya singular obra, audaz, independiente y personalísima, merece ganar un espacio protagonista dentro del arte español de las primeras décadas del siglo XX, en un momento en que el camino a la modernidad era aún titubeante en España".

El enfoque aportado, original, ahondará en la presentación de su trayectoria como diario pictórico de búsqueda de un estilo propio que definirá al contacto con la luz del sur. Ese recorrido estuvo marcado por las afinidades, influencias y divergencias del artista con el panorama contemporáneo, "con el que se mostrarán esclarecedores diálogos para enriquecer el conocimiento y comprensión de un pintor fuera de toda norma, capaz de renovar la imagen del folclore español que fascinaba en París, dotándolo de una sensualidad inédita".

En la nueva muestra, se evidenciará cómo la singular pintura de Iturrino fue el resultado no sólo de sus preferencias individuales sino también de esos intercambios con el poliédrico contexto artístico de su tiempo, desarrollándose en paralelo a las grandes corrientes europeas de vanguardia que hicieron, como el propio artista cántabro, de la exaltación del color su razón de ser.

Dentro de la producción de Iturrino fue especialmente relevante el tiempo que pasó en la finca de la Concepción, en Málaga. En el año 1913, tras el ingreso de su mujer en un sanatorio psiquiátrico en Mondragón, Iturrino se refugia en este lugar, invitado por sus propietarios, el industrial y mecenas bilbaíno Rafael Echevarría y su esposa Amalia Echevarrieta, para cuya familia había trabajado el padre del pintor.

En esta estancia y otras posteriores, realizará numerosos cuadros del exuberante jardín tropical, "llenos de color, movimiento y vibrantes pinceladas". Las temáticas inspiradas por La Concepción "pervivirán hasta el final de sus días y en ellas consolidará su renovación radical de la tradición y el folclore español desde una perspectiva vanguardista y "sin parangón en la España del momento".