Cazalilla (Jaén) vive este domingo el día grande de sus fiestas pendiente un año más del lanzamiento de la pava

La pava de Cazalilla en 2016 (Archivo)
EUROPA PRESS
Publicado: sábado, 2 febrero 2019 11:04

CAZALILLA (JAÉN), 2 Feb. (EUROPA PRESS) -

El municipio de Cazalilla (Jaén) vive este domingo el día grande de sus fiestas patronales con la incógnita de si habrá o no lanzamiento de la pava, una tradición que se quebró por primera vez en 2016 ante la decisión del Obispado de mantener cerradas las puertas al campanario de la Iglesia de Santa María Magdalena y así impedir que el animal fuera lanzado vivo a una plaza repleta de gente deseosa de hacerse con la pava como trofeo.

Desde este viernes este municipio jiennense de poco más de 800 habitantes vive de manera intensa sus fiestas patronales en honor a San Blas, mientras que desde el Ayuntamiento se incide en que el lanzamiento de la pava es una cuestión popular al margen de la programación del Ayuntamiento.

Desde 2016 y ante el cierre a cal y canto de la iglesia, los vecinos han optado por arrojar la pava desde terrazas, rompiendo así la tradición del lanzamiento desde el campanario.

Para este domingo, a las 17,00 horas, está prevista la procesión de San Blas. Era al término de la procesión cuando tradicionalmente se venía produciendo el lanzamiento de la pava, un rito con 175 años de historia que, según sus defensores, aseguraba suerte y fortuna a la persona que se hiciera con ella, mientras que los colectivos en defensa de los animales lo denunciaban año tras año por el sufrimiento al que se sometía a la pava.

Desde el Obispado se mantiene la misma postura desde 2016 cuando se ordenó el cierre de las puertas de la iglesia después de que el vicario general de la Diócesis, Francisco Juan Martínez, indicara que la pava no volvería a ser lanzada desde el campanario de la iglesia.

Es por eso por lo que en los dos últimos años, los defensores de este festejo se tuvieron que conformar con lanzar la pava desde terrazas, aunque de esta forma los animales prefieren quedarse por los tejados antes que sobrevolar la plaza. En 2016, fueron algunos vecinos los que pasearon varios ejemplares de este animal por las calles del municipio ante la imposibilidad de hacer efectiva la tradición.

Pese a ello, por los hechos de 2017 fueron tres vecinos del municipio los que fueron sancionados, el que soltó la pava en la terraza, el que la cogió y el que la paseó por el pueblo. A cada uno de ellos se le ha impuesto una sanción de 2.001 euros por vulneración de la Ley de Protección Animal y otros 600 euros más por alteración del orden público. Las sanciones volvieron a repetirse en 2018 y los vecinos volvieron a organizarse para contribuir a hacer frente a las multas.

Un año más, las miradas de los colectivos ecologistas estarán pendientes este domingo de Cazalilla y de su pava, al igual que el dispositivo que nuevamente desplegará la Guardia Civil para velar de que todo transcurra sin incidentes y ser testigo directo de la famosa pava.