Las Escuelas sensibles al trauma protagonizan un curso de verano de la UPO que aborda los trastornos de las conductas

La psicóloga, antropóloga y docente Alma Serra González, durante el curso 'Trastornos de conducta en el aula. Propuesta de intervención desde enfoques psicológicos y educativos de tercera generación'
La psicóloga, antropóloga y docente Alma Serra González, durante el curso 'Trastornos de conducta en el aula. Propuesta de intervención desde enfoques psicológicos y educativos de tercera generación' - CEDIDA POR LA PABLO DE OLAVIDE
Europa Press Andalucía
Publicado: martes, 1 julio 2025 14:06

CARMONA (SEVILLA), 1 (EUROPA PRESS)

La sede de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) en Carmona --Rectora Rosario Valpuesta-- acoge la quinta edición del curso 'Trastornos de conducta en el aula. Propuesta de intervención desde enfoques psicológicos y educativos de tercera generación', dentro de su 23ª edición de Cursos de Verano, seguida por Europa Press.

Bajo la dirección de la psicóloga, antropóloga y docente, Alma Serra González, la formación se ha centrado en el "innovador" concepto de las Escuelas sensibles al trauma, una propuesta que busca transformar el sistema educativo desde la raíz. Este enfoque parte de los últimos avances científicos en psicología y neurociencia, que han demostrado cómo el trauma, especialmente en edades tempranas, impacta profundamente en el desarrollo emocional, cognitivo y físico de las personas.

Frente a modelos educativos tradicionales centrados en la conducta y la disciplina, esta propuesta situa el bienestar integral del alumnado y del profesorado como eje central del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Según Serra, las Escuelas sensibles al trauma suponen "un cambio cultural" que va más allá de la metodología o el currículo. "No hablamos solo de una nueva forma de enseñar o intervenir en casos de conflicto, sino de un nuevo paradigma educativo, que reconoce la interdependencia entre cuerpo, mente, emociones y relaciones", ha explicado.

Una de las principales aportaciones de este modelo es su "enfoque multidisciplinar". La salud emocional ya no se considera como una "dimensión separada de la salud física o mental", sino como una "manifestación de múltiples factores interrelacionados".

En este sentido, el curso ha abordado los principios de la psicología del trauma desde una perspectiva integral y aplicada al contexto escolar. "Ya no compartimentamos la salud como si se tratara de especialidades médicas estancas. Sabemos que el malestar emocional tiene causas multifactoriales y, por tanto, requiere una intervención transversal", ha afirmado Serra.

Desde esta óptica, la educación se concibe como un "espacio de sanación", donde se prioriza la creación de vínculos seguros, "la empatía, el respeto a los ritmos individuales y la promoción de relaciones saludables".

La implementación de estas escuelas implica también una "revisión profunda" de elementos estructurales del sistema educativo. No solo se propone modificar las estrategias pedagógicas, sino también reflexionar sobre la arquitectura de los centros, el calendario escolar, los modelos de evaluación e incluso la manera en la que se relacionan los distintos miembros de la comunidad educativa.

Serra ha recalcado que este proceso implica romper con los pilares patriarcales que aún persisten en la escuela tradicional, ya que "se trata de cambiar una mirada centrada en el control y el castigo, por otra que apuesta por el vínculo, la regulación emocional y el desarrollo personal".

Un aspecto especialmente "relevante" de esta propuesta es la atención al profesorado. A diferencia de otros modelos centrados exclusivamente en el alumnado, las Escuelas sensibles al trauma parten del bienestar del equipo docente.

"Cuando los docentes se sienten seguros, reconocidos y emocionalmente equilibrados, ese estado se transmite de forma natural al aula. Por eso, es fundamental cuidar de quienes cuidan", ha explicado Serra.

Esto no significa construir entornos "felices" artificiales, sino promover el desarrollo de competencias como la autorregulación, la corregulación, la aceptación sin sumisión, la conciencia emocional y la trascendencia.

Además, según Serra, la formación en trauma y vínculo se considera clave para que el profesorado adquiera herramientas prácticas con las que afrontar los desafíos del aula contemporánea, especialmente si cuentan con equipos directivos sensibles y comprometidos.

Aunque la profesional ha reconocido que esta perspectiva aún genera reticencias, especialmente en el ámbito pedagógico, ha insistido en que su base científica es incuestionable.

"La investigación es contundente sobre los efectos del trauma en el desarrollo humano. Ya no es una cuestión de creencias o afinidades, sino de aplicar lo que la ciencia nos dice en contextos educativos reales", ha subrayado.

Por último, la directora del curso ha destacado que ofrecen un marco teórico y práctico valioso para construir entornos educativos más humanos, eficaces y sostenibles. Un modelo que, lejos de ser una "utopía", responde a una "necesidad urgente": reformular la educación desde la empatía, el conocimiento científico y el cuidado mutuo.

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