Las termas romanas de Carmona serán el epicentro del curso 'Arqueología de Campo' de la UPO. - UPO
CARMONA (SEVILLA), 14 (EUROPA PRESS)
La Universidad Pablo de Olavide, a través de su sede en Carmona, ha dado comienzo a la 18ª edición del curso de Arqueología de Campo, una iniciativa formativa que permite a estudiantes y futuros profesionales adentrarse en la práctica arqueológica en un entorno histórico privilegiado.
Del 14 al 25 de julio, el alumnado trabajará directamente sobre las termas romanas descubiertas bajo la plaza de Julián Besteiro, también conocida como plazuela de San José, uno de los hallazgos más significativos del patrimonio arqueológico reciente de la ciudad.
Estas instalaciones termales, datadas en el siglo I d.C., representan un "ejemplo excepcional" de arquitectura romana de uso público y un auténtico laboratorio arqueológico al aire libre, tal y como lo ha definido el arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Carmona y codirector del curso junto con Ricardo Lineros, director del Museo de la Ciudad, Juan Manuel Román.
El yacimiento, documentado tras los trabajos preventivos realizados en 2013, ha revelado unas termas construidas en época de Augusto, que se mantuvieron en uso hasta mediados del siglo II. Su grado de conservación permite estudiar en detalle elementos como el sistema de hipocausto (calefacción de suelos y muros), piscinas, canalizaciones y un ábside probablemente vinculado al tepidarium, o sala templada.
HALLAZGOS QUE CONECTAN PASADO Y PRESENTE
El curso se distingue por su enfoque práctico, articulado a partir de excavaciones reales supervisadas por arqueólogos profesionales. Los participantes aprenden a excavar, registrar, clasificar e interpretar los hallazgos bajo una metodología rigurosa, aplicada en Carmona desde los años 80.
"Este curso no solo te enseña a excavar, sino a interpretar lo que estás viendo", ha afirmado Román, quien ha aportado que "yo mismo vine aquí como estudiante a hacer mis prácticas y nunca me fui. Excavaciones como esta cambian tu forma de ver la Arqueología".
La riqueza del enclave arqueológico no se limita al periodo romano. En los distintos niveles estratigráficos se han identificado cuatro silos de almacenamiento de cereal, tres de ellos de época islámica y uno datado en la Edad del Cobre, así como restos reutilizados en época almohade.
Además, uno de los hallazgos más relevantes es una mina de agua romana, conectada directamente con el sistema hidráulico del complejo, que siguió en uso hasta el siglo XVII durante la construcción del antiguo convento de San José.
Durante esta campaña, la excavación se concentra en las zonas perimetrales del yacimiento, en paralelo a la construcción de los nuevos muros de contención de la plaza. Esta excavación preventiva busca garantizar que el desarrollo urbanístico no afecte al subsuelo histórico, armonizando la modernización del espacio público con la conservación del patrimonio.
Una parte significativa de los restos hallados será integrada en el futuro diseño urbano de la plaza, mediante un proyecto museográfico con pasarelas elevadas, estructuras de protección y señalética que permitirá interpretar los restos in situ.
El material extraído durante el curso se traslada posteriormente al Museo de la Ciudad, donde es restaurado, estudiado y, en algunos casos, expuesto. Entre las piezas ya incorporadas a la colección figuran cerámicas completas y fragmentos de pintura mural, como el de un ave acuática, de gran valor documental.
PATRIMONIO, CIENCIA Y CIUDADANIA: UN PUENTE DESDE LA UNIVERSIDAD
El curso de Arqueología de Campo de la UPO no es solo una herramienta docente. Representa también un modelo de transferencia entre la investigación universitaria, la ciudadanía y la conservación del patrimonio. El hecho de que se desarrolle en una excavación activa otorga al alumnado una experiencia formativa completa, en un entorno real y cambiante.
Gracias a la colaboración entre la Universidad Pablo de Olavide y el Ayuntamiento de Carmona, esta iniciativa ha permitido no solo formar a cientos de estudiantes a lo largo de casi dos décadas, sino también enriquecer el conocimiento histórico de la ciudad y preservar elementos clave de su pasado.
El trabajo conjunto de instituciones, especialistas y estudiantes hace posible que la historia deje de ser solo memoria escrita y se convierta en experiencia viva, tangible y compartida. En palabras del propio Román, "estas intervenciones nos recuerdan que bajo nuestros pies hay una historia que sigue hablándonos. Solo hay que excavarla, escucharla e interpretarla con respeto".