La Universidad Loyola inaugura el nuevo curso con un mensaje de "esperanza como motor de acción ante los retos globales"

Acto de apertura del curso de la Universidad Loyola.
Acto de apertura del curso de la Universidad Loyola.- UNIVERSIDAD LOYOLA
Europa Press Andalucía
Actualizado: jueves, 11 septiembre 2025 13:03

SEVILLA 10 Sep. (EUROPA PRESS) -

La Universidad Loyola ha celebrado el acto de apertura de curso abierto en su campus de Sevilla, esta vez con un mensaje de "esperanza como motor de acción e identidad ante los retos del mundo". La jornada ha comenzado con la celebración de la Eucaristía en la capilla del campus, presidida por el obispo auxiliar de Sevilla, Ramón Valdivia, y con una nutrida representación de la comunidad universitaria.

Posteriormente, según ha detallado la entidad universitaria en una nota, el acto académico ha continuado con la presencia de autoridades civiles, militares, eclesiásticas y representantes del tejido empresarial, entre ellas la viceconsejera de Universidades, Investigación e Innovación, Lorena Garrido; el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Rodríguez; el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Sevilla, Ricardo Sánchez, y el presidente de la Cámara de Cuentas, Manuel Alejandro Cardenete.

Además, han acudido al acto el delegado territorial de Salud y Consumo, Manuel Molina; el director general de Sistemas de Información y Comunicaciones del SAS, Ismael Vargas; el rector de la Universidad CEU-Fernando III, José Alberto Parejo; el vicerrector de Transformación Digital de la UNIA, Alejandro Carrasco; la delegada de Unijes, Ana García Mina; y la secretaria ejecutiva de Unijes, Raquel Sanz, entre otros.

En su intervención, el rector de la Universidad Loyola, Fabio Gómez-Estern, ha reflexionado sobre el significado de esperanza frente a optimismo, recordando que "la esperanza no es un sentimiento pasivo, sino una fuerza que impulsa a la acción y que se construye colectivamente". "El optimista espera que todo se solucione por sí mismo; la esperanza nos enseña que podemos cambiar las cosas, juntos", ha afirmado.

El rector ha destacado cómo la Universidad Loyola, como institución jesuita, se sostiene sobre esta esperanza compartida: la de sus estudiantes, de sus familias, del personal académico y de los fundadores. "Desde sus inicios, la universidad nació como un proyecto de comunidad, con la certeza de que la educación transformadora requiere cooperación y compromiso", ha señalado Gómez-Estern.

El curso académico se inicia con 1.700 nuevos estudiantes de grado, entre ellos cerca de un centenar internacionales, y con el lanzamiento de dos titulaciones pioneras: Ingeniería Biomédica e Ingeniería Aeroespacial. Estas nuevas áreas de estudio se suman a la consolidación de la Facultad de Ciencias de la Salud, con la incorporación de nuevo profesorado y un grupo adicional en Medicina.

Gómez-Estern ha subrayado que, "más allá de los rankings y los datos académicos, el verdadero logro de Loyola es su comunidad". "La esperanza se manifiesta en la capacidad de transformar la realidad, de trabajar juntos y de formar líderes comprometidos con el bien común", ha afirmado.

En este sentido, ha destacado la cooperación internacional de la universidad, su pertenencia a la red global de universidades jesuitas y la fuerza que proviene de la identidad compartida de estudiantes, docentes y familias.

El rector ha concluido su intervención invitando a toda la comunidad universitaria a asumir este curso como una "oportunidad para fortalecer los valores de solidaridad, servicio y responsabilidad". Así, ha recordado que "formamos parte de un proyecto que va más allá de cada uno de nosotros. La esperanza no es un acto individual: es una fuerza colectiva que nos impulsa a afrontar los retos del presente y a preparar un futuro mejor".

Además de este mensaje, el rector ha dado la bienvenida al nuevo presidente del Patronato de la Fundación Universidad Loyola Andalucía, el padre jesuita José María Guibert, y ha agradecido la labor de su predecesor, Jaime Oraá.

En sus primeras palabras como presidente del Patronato, José María Guibert, ha subrayado la continuidad de la misión de la Fundación y la "fuerza transformadora" de la universidad. En este contexto, ha destacado que "una universidad jesuita no teme los cambios ni evita los problemas: ama al mundo y a las personas, acoge los cambios, los discierne y acompaña a las personas en su crecimiento".

MÁS DE 6.300 MATRICULADOS EN EL CURSO 24/25

El secretario general, Juan Francisco Plaza, ha presentado durante el transcurso del acto los principales datos de la memoria académica del curso pasado. Loyola alcanzó los 6.389 estudiantes matriculados en sus campus de Sevilla, Córdoba y Granada, y ofreció un total de 102 titulaciones entre grados, dobles grados, másteres y doctorados. En el ámbito internacional, 526 estudiantes extranjeros cursaron estudios en la Universidad y 403 alumnos Loyola realizaron estancias en universidades de todo el mundo.

La producción científica se consolidó con 331 publicaciones y 32 proyectos de investigación activos. En cuanto a empleabilidad y emprendimiento, se gestionaron más de 1.700 prácticas y se mantuvieron 3.700 convenios con empresas e instituciones.

Finalmente, a través de la Fundación ETEA, se llevaron a cabo 31 proyectos de cooperación y transferencia en doce países, con un volumen superior a 1,1 millones de euros.

UN LECCIÓN INAUGURAL MARCADA POR EL DESARROLLO SOSTENIBLE

La profesora y doctora María Luz Ortega ha impartido la lección inaugural del curso académico 2025/2026 bajo el título 'Construir universidad desde la esperanza: un compromiso con el desarrollo humano y sostenible'. En su intervención, Ortega ha destacado el papel de la universidad como "espacio abierto y dinámico, capaz de responder a los grandes desafíos contemporáneos mediante la educación, la investigación y la transferencia social".

Ortega ha comenzado su conferencia recordando su propia trayectoria académica y la influencia de su maestro el jesuita José Juan Romero, quien le enseñó que el objetivo de la actividad económica y educativa debe ser "el bienestar de las personas, más allá de los indicadores puramente financieros". Este enfoque, ha explicado, marcó su compromiso con un modelo de universidad que "forma a las personas para servir mejor a la sociedad".

La profesora ha abordado algunos retos globales como la pobreza extrema y multidimensional, el cambio climático, las migraciones, las desigualdades globales y de género, los conflictos armados y genocidios, la disminución de la ayuda internacional al desarrollo, la carga de la deuda externa y la crisis del multilateralismo. Ortega ha destacado que, ante estos problemas, "la esperanza no es un sentimiento pasivo, sino una fuerza capaz de movilizar la acción colectiva para transformar la realidad".

Ortega también ha presentado la educación para el desarrollo humano y sostenible como la "clave" para formar ciudadanos "críticos, conscientes y responsables". Además, ha señalado que este enfoque "integra la dimensión social, económica y ambiental, y promueve la participación activa de las personas en la construcción de sociedades más justas y equitativas".

Citando la Agenda 2030 y la Declaración de Dublín sobre educación global, la profesora ha resaltado que la universidad debe preparar a los estudiantes para promover la justicia social, la sostenibilidad, la igualdad de género y la ciudadanía mundial. Ortega ha subrayado también la relevancia de la espiritualidad ignaciana como "guía para construir una universidad basada en la esperanza y el compromiso social, a través de principios como la utilidad, la justicia, la humanidad y la fe".

Por último, ha concluido su intervención enfatizando que el objetivo de la universidad "no es formar a los mejores del mundo, sino a los mejores para el mundo, capaces de generar cambios positivos y duraderos".

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