SEVILLA, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -
El economista y consultor Miguel Rosique aboga en su último libro por ver la ambición profesional como algo positivo y, preguntado por Andalucía, percibe que en la Comunidad "sí hay una menor ambición por ascender en las empresas".
En una entrevista con Europa Press, Rosique, que acaba de publicar el libro 'Poder, Influencia y Autoridad', considera que el poder "es una herramienta esencial en la gestión de empresas y desconocida", aunque reconoce que "se confunde la acumulación de poder personal con el poder social, toda vez que el primero crea jefes que basan su estilo de dirección en normas y controles, mientras que el poder social del que hablo en el libro es el de un jefe que sabe generar autoridad y maneja la influencia, para su bien, el de su empresa y el de su equipo".
Ha indicado que este libro pretende "dar consejos de cómo ascender en las empresas y gestionar a los equipos desde el verdadero punto de vista del liderazgo, que es el de dirigir". Para ello se aterrizan conceptos como firmeza, lealtad, carisma o ejemplaridad, desde un punto de vista práctico, toda vez que "es el primer libro que aborda esta parte del liderazgo desde ejemplos reales y con los pies en la tierra".
A su juicio, la manera más positiva de ejercer el poder es mediante la "ejemplaridad", toda vez que "la ejemplaridad es la base de la autoridad, y sin autoridad el directivo se convierte en un mandatario o pequeño dictador". "Lo malo es que la autoridad no se consigue a menos que tu equipo te la otorgue, y en el libro hablo de cómo intentarlo", ha añadido.
"En España se acepta que alguien ponga su empeño en ser el mejor futbolista o el mejor chef, pero por el contrario aspirar a dirigir un departamento o una empresa es motivo de recelo", ha indicado Rosique, quien aboga por "aprender de otros países donde la ambición se ve como algo positivo".
Por último, preguntado por Andalucía, Rosique reconoce que la comunidad andaluza "tiene su sambenito, como ocurre con otras regiones españolas" y apunta que ha percibido "una menor ambición por ascender en las empresas", aunque ha dejado claro que "eso no es malo, pues no todas las personas tienen que tener las misma inquietud por subir en las organizaciones".
