SEVILLA 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
Vecinos de Manuel Arellano afectados por la construcción del aparcamiento de Crucero Baleares, en Ronda Triana, han encargado una nueva medición topográfica de la situación de los bloques 32 y 34 porque "siguen cayendo cascotes", según aseguró la presidenta de la Intercomunidad de Propietarios, Concepción Sánchez.
Así, Sánchez explicó a Europa Press que, además de "los crujidos y la caída de cascotes entre los dos edificios", se ha abierto una fisura de más de dos metros con dos trayectorias en el suelo de mármol de un piso del bloque 34 y "la separación entre las terrazas es ya de seis centímetros", por lo que "el temor de los vecinos cada vez es mayor".
"Es muy duro y muy desagradable que te despierten los ruidos de noche", lamentó la portavoz vecinal, quien criticó la "falta de consideración y respeto" del Ayuntamiento de Sevilla, porque "aún no han resuelto el problema después de 23 meses con esta incertidumbre y la certeza de que el edificio está dañado".
En este sentido, apuntó que "ni siquiera se ven en el Ayuntamiento ni en la empresa constructora del aparcamiento la intención de resolver el problema como prometieron" e insistió en que existe un "peligro real" para los vecinos, porque "la cimentación está dañada, el hundimiento no ha cesado y no parece que vaya a parar".
"Como de costumbre, el Ayuntamiento nunca cumple lo que promete, porque nos prometió que lo repararían al terminar la obra del aparcamiento, que lleva funcionando más de seis meses, y a nosotros no se nos ha reparado nada".
El informe encargado por los propios afectados y realizado por el catedrático de Ingeniería del Terreno de la Universidad de Sevilla Antonio Jaramillo califica los desperfectos de los inmuebles perjudicados por la obra del parking de "severos".
Los perjuicios, según dicho estudio, alcanzan a prácticamente todos los elementos del edificio: estructura, fachadas, escaleras, tabiquerías interiores, alicatados, carpinterías, cubierta del edificio, servicios y conducciones, impermeabilidad del sótano o elementos metálicos del edificio, entre otros.
Además, determina que algunos de estos elementos, como son el número, longitud y espesores de las grietas o la inclinación del edificio, han aumentado "considerablemente" respecto a los detectados en el primer informe arquitectónico encargado por la comunidad de propietarios.