La viuda del hombre asesinado con una guadaña dice que el acusado "fue a por ellos a traición"

"Este hombre ha destrozado mi vida y la de mis cinco hijas", declara la mujer del fallecido

Europa Press Asturias
Actualizado: miércoles, 24 junio 2009 18:48

OVIEDO, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -

La viuda de Cesáreo Fernández Pando, de 63 años de edad y vecino de Grado, asesinado, en enero de 2007, en su finca de la localidad de Vendillés, en el concejo de Yernes y Tameza, presuntamente por Juan Antonio R. Ll., de 38 años, natural de Madrid, con una guadaña, declaró hoy que el acusado "fue a por ellos a traición y con sangre fría". "Este hombre ha destrozado mi vida y la de mis cinco hijas", añadió.

Por su parte, el acusado, vecino de la víctima, negó recordar los hechos debido a que "había consumido una gran cantidad de cocaína" aunque sí manifestó ser consciente de que ha terminado con la vida de una persona. Así lo reconoció el procesado el día de los hechos a la Guardia Civil. "No se cómo he podido llegar a hacer eso. Tengo una opinión muy baja de mí".

Así se explicó hoy el acusado ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo en la primera sesión de la vista. El juicio concluirá mañana con la declaración de los médicos forenses y con los informes y conclusiones de las partes.

La mujer de la víctima, Mari Luz Moutas, relató, entre sollozos, la secuencia de los hechos. Señaló que nunca tuvo trato con el acusado y que éste se abalanzó y golpeó a su marido en la cara con una madera.

"Nos bajamos del coche porque nuestra cabaña, en la que guardábamos animales estaba abierta y desordenada. Cuando mi marido salió después de recoger los desperfectos, se encontró con el procesado que le golpeó en la cabeza sin mediar palabra. Cesáreo se quedó petrificado y no se pudo defender en ningún momento", declaró la mujer.

En ese instante, la viuda salió a buscar ayuda a la casa de un vecino. "Yo ya no volví a mirar hacia atrás pero escuché un sin fin de golpes que terminaron con la vida de mi marido", señaló. Además, la mujer se desvió del camino hacía los prados "por miedo a que el acusado la siguiese con su coche para matarla también a ella.

"UNICAMENTE TENGO FLASHES"

Por su parte, el acusado manifestó que estaba "tan drogado" que no se acuerda de nada. "Únicamente tengo flashes", apuntó y añadió que "desde que apareció mi hermana muerta y semienterrada hace unos años el día de Reyes, las Navidades las llevo muy mal y me pasé consumiendo cocaína y hachís", relató.

El procesado se mostró arrepentido, y aunque confesó que en la prisión de Villabona continuó consumiendo heroína, manifestó su intención de erradicar las drogas. "Voy a quitar hasta el tabaco", añadió.

Ante el tribunal y como testigo también compareció la pareja sentimental del procesado. La mujer manifestó que su novio sufre trastornos de personalidad. "En algunas ocasiones cuando consumía mucha droga me confundía con una antigua novia, con su abuela y hasta con su hija que es pequeña".

Esta mujer comentó además que el procesado mantenía conversaciones con él mismo atribuyéndose varias personalidades y cambiando el tono de su voz. "El día de los hechos quise llevarle al médico porque estaba muy mal. Andaba rápido y se subía por las vigas del hórreo en el que vivíamos", señaló.

En este punto, la abogada de la acusación particular, Ana García Boto, le recriminó a la testigo no haber acudido a la Guardia Civil al ver a su pareja tan alterado a lo que ella respondió que no pensaba que fuera a ocurrir lo que pasó ya que "él no era una persona violenta".

"Sabía que había tenido un brote psicótico y que por ello había estado ingresado en un centro médico en Madrid, pero supuse que había sido una cosa puntual", añadió la pareja sentimental de la víctima.

PETICIONES

La fiscalía pide una pena de diez años de prisión por un delito de asesinato, cinco meses de cárcel por un delito de amenazas y tres años por un delito contra la salud pública. Como alternativa, el ministerio público plantea la alternativa de pena de internamiento con un máximo de 25 años al considerar la existencia una eximente incompleta de enajenación mental ya que considera probado que el acusado padece un "trastorno paranoide de la personalidad".

Por su parte, la acusación particular eleva la pena a 20 años de prisión por un delito de asesinato, y a seis meses de cárcel por un delito de amenazas. Además solicita una indemnización para la viuda de 150.000 euros y a dos de sus hijas, 50.000 euros y 60.000 euros a otras tres hijas.

La defensa, ejercida por el letrado, Luis Tuero, considera que existe un delito de homicidio con la eximente completa de enajenación mental por lo que pide que se interne al acusado en centro psiquiátrico por un periodo de 10 años.

LOS HECHOS

Los hechos sucedieron el 12 de enero de 2007, cuando la víctima llegó a Vendillés acompañado de su mujer sobre las diez de la mañana. Este vecino de Grado acudía normalmente casi todos los días hasta la pequeña localidad de Yernes y Tameza, donde mantenía propiedades y atendía las necesidades de su ganado.

Al llegar a su cuadra, Cesáreo observó que la construcción tenía algún desperfecto, como los cristales de la ventana rotos por lo que se bajó de su vehículo en el que viajaba con su mujer. En ese instante el acusado lo abordó y lo tiró al suelo propinándole varios golpes. Por último, le clavó una guadaña en la cabeza causándole la muerte.

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