La cosecha de uva de 2008 en Cantabria superó los 215.000 kilos

Actualizado: miércoles, 8 abril 2009 15:31

Oria expresa su esperanza de que el sector vitivinícola se consolide como una alternativa agraria viable en la región

SANTANDER, 8 Abr. (EUROPA PRESS) -

La cosecha de uva de 2008 en Cantabria superó los 215.000 kilos, según dio a conocer hoy el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad, Jesús Oria, durante la VI Cata de Vino de Cantabria, en donde mostró su esperanza de "consolidar el sector vitivinícola como una alternativa agraria viable para Cantabria".

El acto, al que asistió también el director general de Desarrollo Rural, Francisco José Gutiérrez, se celebró en el Centro de Investigación y Formación Agrarias (CIFA) de Muriedas, y congregó a numerosos productores y especialistas en el tema vitivinícola.

En esta cata se han analizado los vinos elaborados en el marco del programa experimental de mejora, que desarrolla el CIFA en Cantabria desde el año 2000. Los vinos participantes forman parte de la cosecha recogida en Cantabria en el año 2008 que ha alcanzado los 215.000 kilos.

Con parte de esta uva recolectada, unos 110.200 kilos, se han elaborado los vinos que se comercializarán bajo las denominaciones de Vinos de la Tierra de Liébana y de Costa de Cantabria, y los elaborados fuera de la denominación y los vinos de consumo propio, especialmente la cosecha recogida en Liébana, que alcanza los 105.450 kilos. Oria ha apelado al trabajo de los productores con el objetivo de conseguir unos caldos de alta calidad que representen "el hecho diferencial de nuestra tierra". Asimismo, el consejero les ha animado a continuar esta labor de trabajo y ha recordado "la necesidad colectiva de respetar escrupulosamente la normativa vigente".

ANÁLISIS DE LOS CALDOS MONOVARIETALES

El objeto de esta cata profesional han sido los caldos monovarietales obtenidos, así como el análisis y comparación de las técnicas empleadas para el cultivo de la vid y la elaboración del vino.

En la actualidad, están autorizadas un total de 16 variedades, 8 blancas y 8 tintas, entre las que destaca por su alto valor enológico, el Albariño, Chardonnay, Riesling, o la recientemente autorizada Gewurtztraimer.

La producción de 2008 procede de 126 hectáreas que se distribuye entre 87 hectáreas plantadas, 32,38 correspondientes a derechos de plantación en cartera y los 6,81 derechos que existen en la Reserva Regional.

En estos momentos está abierto el proceso de reparto de los derechos, cuya convocatoria se publicó en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC), en la adjudicación de derechos de plantación procedentes de la Reserva Regional.

De las hectáreas plantadas, un 40% están destinadas a autoconsumo, casi un 18% semiabandonadas o mal cuidadas, y un 15% están ocupadas por viñedos jóvenes, que aún no han entrado en producción.

Oria ha asegurado que los esfuerzos actuales pasan por "mejorar la superficie en estado de semiabandono, fomentar la entrega de uva de los pequeños productores a las bodegas existentes o la transferencia de uso de esas viñas, cuidar la puesta en producción de los viñedos jóvenes y favorecer la plantación de los nuevos, haciendo uso de los derechos adquiridos".

VARIEDADES

Además de continuar con la evaluación de variedades comerciales nacionales e internacionales, de interés para las condiciones geoclimáticas de Cantabria, en el año 2007 se ha iniciado una nueva fase del proyecto experimental, trabajando en la posible introducción de variedades antiguas, autóctonas de Liébana, como la parduca y la Neruca, además de otras variedades autóctonas del norte de España, como la Carrasquín, para lo cual se han plantado en una parcela experimental de Liébana, encontrándose en estos momentos en evaluación, tras una implantación difícil.

En paralelo al desarrollo de estos trabajos, se está produciendo una evolución muy interesante en el sector vitivinícola de Cantabria, que continúa con su tendencia al alza. Así, considerando los datos finales de las diferentes campañas vitivinícolas, el potencial vitícola de Cantabria, resultado de la suma de la superficie plantada más los derechos de replantación sin ejecutar, en junio de 2006 era de 90 hectáreas, mientras que por las mismas fechas del año siguiente, el 2007, fue de 126 hectáreas, un 40% superior.

Teniendo en cuenta que este potencial en el año 2001 era de 68 hectáreas (tras un importante trabajo de revisión en catastro y en campo que había permitido aumentar la superficie vitícola de Cantabria hasta esta cifra, desde las 39 hectáreas que nos asignaba la administración central), en el periodo 2001-2008 se ha incrementado un 85%.

Sobre las variedades plantadas, destacan, entre las tintas, la Mencía que supera el 30% de la superficie total de viñedo en Cantabria, seguida muy de lejos por la Tempranillo y la Syrah, que no llegan al 3%, y por la Garnacha que apenas supera el 1 %. Entre las variedades blancas, destaca la Palomino, con casi un 30%, seguida de Alvariño y Godello que representan un 25% entre las dos, repartido prácticamente a partes iguales. En menor proporción, Riesling y Ondarrabi zuri, con porcentajes de ocupación próximos al 3%. El resto de variedades en su conjunto no alcanzan el 1,5% de la superficie de viñedo.

De la cosecha de la campaña 2008, el informe de los técnicos y enólogos que participan en el programa experimental desarrollado por el CIFA, destacan la recolección tardía de la mayoría de las variedades para que alcanzaran el punto de maduración deseado. Climatológicamente, tras gozar de unos años buenos o muy buenos desde que se inició este programa, el 2007 y el 2008 han sido muy complicados para la zona costera y, en menor medida, para Liébana. En concreto, durante el año 2008 coincidió el brote de las yemas con bajas temperaturas y fuertes lluvias, cogiendo al pámpano muy pequeño, lo que provocó una parada del crecimiento y el ataque de enfermedades como el mildiu y la escoriosis.

Posteriormente, en la floración, hubo fuertes vientos, especialmente en la costa, lo que produjo corrimiento en los racimos. Todo ello ha supuesto "un gran desafío para nuestros profesionales que, aparentemente, han superado la prueba con éxito", estimándose que se ha recogido la uva con una maduración aceptable, superior a la de 2007, indicó la Consejería, que agregó que los viñedos no asesorados técnicamente o aquellos que no han atendido las recomendaciones de los responsables técnicos han sufrido fuertemente las consecuencias.