CANTABRIA.-Antiguas embarcaciones pesqueras típicas de San Juan de Luz cubrirán este lunes la distancia Pedreña-Laredo

Europa Press Cantabria
Actualizado: lunes, 5 agosto 2013 10:37

LAREDO 5 Ago. (EUROPA PRESS) -

'Batelekus', antiguas embarcaciones pesqueras típicas de San Juan de Luz, cubrirán hoy, lunes, desde las 10.00 horas, la etapa Pedreña-Laredo, dentro de una iniciativa de la localidad vascofrancesa para reivindicar los usos tradicionales con los que sus gentes de la mar acometían costeras como la del bocarte o la sardina.

En cinco etapas, la primera la de hoy, las 'batelekus' volverán de regreso a la localidad vasco-francesa.

Este lunes la llegada a la villa pejina está prevista para las 15.00 horas y lo harán en una navegación neutralizada. Previamente, habrán disputado la primera de las cinco contrarreloj que cada día medirán las fuerzas de cada tripulación, reclutada entre apasionados de esta modalidad de todo el Cantábrico.

Mañana, martes, la etapa se desarrollará entre Laredo y Getxo, para dirigirse sucesivamente a Bermeo, Mutriku, San Sebastián y San Juan de Luz, donde concluirá la travesía el sábado con una cena de hermandad para 500 personas.

El riesgo de que las últimas embarcaciones de este tipo acabaran por desaparecer motivó que la asociación "Ur-Ikara" pusiera en marcha un desafío en el que cada año toman parte casi una decena de batelekus.

Con tres tripulantes a bordo, dos bogadores y un patrón, su disposición contrasta con la de los bateles propios de esta zona del Cantábrico, que embarca a cinco tripulantes, cuatro remeros y el patrón.

Otras diferencias son el peso de las embarcaciones, que antes de las últimas innovaciones alcanzaban los 200 kilos, peso incluso superior al que hoy dan en báscula las más modernas traineras; y la disposición de los remeros, ya que los dos bogadores van a la banda de estribor, a diferencia de la colocación alterna más habitual en nuestras aguas.

Asimismo, el patrón no sólo gobierna el barco, sino que en muchos tramos de la travesía se convierte en un remero más, lo que redunda en el avance de unas embarcaciones que navegan a una media de cuatro millas por hora.

Dos décadas después de activar esta iniciativa, los organizadores han optado por extender el recorrido hasta aguas cántabras. Una decisión que tiene que ver con la mejor puesta a punto física de los participantes, así como con la mejora en los materiales con los que se construyen barcos y remos.

Mantener el ritmo de competición tradicional exigía optar entre limitar la participación a embarcaciones antiguas, o extender el ámbito geográfico. La decisión adoptada fue la de ensanchar la estela de unas costumbres que, por primera vez, serán conocidas en Cantabria.

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