SANTANDER/MADRID 30 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las asambleas de Caja Cantabria, Cajastur y Caja Extremadura han decidido este miércoles romper su sistema institucional de protección (SIP) con Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), ante los problemas de solvencia de la caja alicantina, única de las cuatro entidades que ha dado el visto bueno al SIP.
Aunque oficialmente ninguna de las tres entidades ha precisado cuáles serán sus próximos pasos, su objetivo podría ser continuar adelante con su integración, ya sin la CAM, y buscar más adelante otro socio para el grupo.
Eso es al menos lo que ha explicado a los periodistas el secretario general de CC.OO. de Cantabria, Vicente Arce, miembro del Consejo de Administración de Caja Cantabria, al finalizar la reunión de la asamblea de la entidad cántabra.
Según ha comentado Arce, el objetivo de Caja Cantabria, Cajastur y Caja Extremadura es seguir trabajando entre ellas para la conformación de un grupo y, posteriormente, buscar algún nuevo socio. De hecho, ha señalado que van a pedir "cuatro o cinco" días al Banco de España para comunicarle sus necesidades de capitalización que, en palabras de Arce, ya sin la CAM, serían de entre 400 ó 500 millones de euros.
El representante sindical ha señalado que en la asamblea se ha explicado que los responsables de Caja Cantabria conocían desde el 18 de enero la situación de Caja de Ahorros del Mediterráneo, pero se esperó para concretar cuál era la situación real a la luz de las nuevas condiciones de solvencia que fijara el Estado.
Conocidos esos datos, y en vista de que la situación financiera de la CAM obligaba a elevar los recursos solicitados al Banco de España, que se haría con la mayoría de Banco Base, las tres cajas han decidido desvincularse del SIP, ha señalado Arce.
En concreto, las asambleas de las tres entidades han rechazado segregar su negocio financiero a favor de Banco Base y se han opuesto igualmente al ejercicio indirecto de la actividad financiera de forma concertada a través del banco. En el caso de Caja Cantabria, el respaldo a esta decisión ha sido prácticamente unánime. Así, de los 94 votos emitidos, 90 optaron por la ruptura del SIP y cuatro fueron abstenciones.
De esta forma, Caja Cantabria, según señala la entidad en un escueto comunicado, "queda desvinculada a todos los efectos" del contrato de integración suscrito el pasado 27 de julio de 2010 para con CAM, Cajastur y Caja Extremadura, y "queda excluida del SIP al no haberse cumplido la condición necesaria para su efectiva puesta en marcha".
Tras conocerse la decisión, el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, ha destacado que se ha hecho "lo correcto". Y en la línea de lo manifestado por Arce, se ha mostrado partidario de una continuidad del proyecto junto a Cajastur y Caja Extremadura, así como de la posible búsqueda de algún nuevo socio.
PRIMER FRACASO DE UN PROYECTO DE FUSIÓN
Con los acuerdos adoptados en las asambleas de Caja Cantabria, Cajastur y Caja Extremadura se ha roto la fusión para crear la tercera caja española, tras Bankia y La Caixa. Las tres cajas de ahorros han decidido dar marcha atrás en su plan de integración por los problemas de solvencia de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM).
La asamblea de la CAM celebrada esta mañana ha sido la única que ha votado a favor de la continuidad del proyecto de Banco Base, pero el rechazo de sus hasta ahora socios deja el futuro de la entidad alicantina en manos del Banco de España.
Las entidades deberán enviar de forma independiente sus cuentas al organismo que preside Miguel Ángel Fernández Ordóñez para que evalúe su situación de capital de cara al cumplimiento de las nuevas exigencias establecidas por el Gobierno, y se mantendrán a la espera de que el instituto emisor actúe ante una situación que consideran excepcional y sobrevenida.
Se trata de la primera vez que fracasa un proyecto de fusión emprendido por los órganos de gobierno de las cajas en la reestructuración financiera, una operación que iba a dar lugar a la tercera caja española con activos por valor de 125.000 millones de euros de activos.
Banco Base había solicitado al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) 2.784 millones de euros para cumplir con las nuevas exigencias de capital, lo que supone casi duplicar las necesidades de 1.447 millones identificadas por el Banco de España, debido a la elevada morosidad y exposición inmobiliaria de la CAM.
RECHAZO A LA NACIONALIZACIÓN
Las entidades han podido dar marcha atrás a su fusión porque aún no habían entrado en vigor la mutualización de los beneficios y las garantías recíprocas de las cajas que lo integran, y no deseaban emprender un negocio abocado a la nacionalización.
La nueva solicitud de fondos públicos elevaba el recurso global al dinero de público hasta 4.231 millones de euros, cifra que convertiría al Estado en el mayor y principal accionista del SIP en función del valor en libros del grupo.
La petición de ayudas trataba de encarar además las exigencias de solvencia incluidas en las pruebas de estrés que se aplicarán al sistema financiero español bajo mandato de la autoridad bancaria europea (EBA, por sus siglas en inglés) en los próximos meses y cuyos resultados se darán a conocer en junio.
La caja alicantina contaba con una morosidad del 4,66% al cierre del primer semestre de 2010, según el último informe de gestión de los estados financieros de la entidad recogidos en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), pero una vez integrada en Banco Base afloró una tasa de impago cercana al 9%.
Las cajas de ahorros de Banco Base no son proclives a integrarse en un proyecto que resultaría capitaneado por el Estado desde su nacimiento, indicaron las fuentes consultadas.
La CAM ha mantenido contactos en los últimos días con otras entidades de cara a otro intento de integración, entre las que figuran Banco Mare Nostrum, Santander, BBVA, Popular y La Caixa, mientras el Banco de España y la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) mediaban para que la fusión no se rompiera.