SANTANDER 22 Ago. (EUROPA PRESS) -
Durante el presente Año Jubilar Lebaniego, los fieles pueden aprovechar su peregrinaje al Monasterio de Santo Toribio de Liébana para conocer de cerca un conjunto de ocho iglesias, ermitas y lugares de retiro y de oración de los monjes, ubicados en la comarca, de espectacular belleza.
Así, la denominada Cueva Santa se trata de una construcción prerrománica ubicada en la ladera norte del monte de La Viorna, en la zona excavada en la roca, y está en parte fabricada en sillería y sillarejo. Según la tradición recogida por el Padre Prudencio de Sandoval, en 1601, el santo monje palentino se retiraba a orar en ella.
Especial mención merece la Iglesia de Santa María de Lebeña, en el municipio de Cillorigo de Liébana, y que constituye el mejor ejemplo de arquitectura mozárabe de Cantabria. Rodeada de un entorno privilegiado, fue edificada, según la leyenda, por el conde Alfonso en el año 925, si bien, la torre y el pórtico son añadidos posteriores.
Se trata de una construcción religiosa con relevancia en el ámbito nacional. El pórtico es Barroco y la torre, de finales del siglo XIX, estando declarada Monumento Nacional. El retablo barroco (mediados del XVIII) posee en el centro una Virgen de Belén, gótica, del siglo XV, estando el frontal del altar labrado con motivos cosmológicos cristianos.
También es notable por su singularidad Santa María La Real de Piasca, en el municipio de Cabezón de Liébana, a unos 12 kilómetros al este de Potes, donde se conserva la iglesia y algunas dependencias de este otro gran monasterio contemporáneo de Santo Toribio. Lo más interesante y valioso de Santa María de Piasca es su decoración escultórica, con iconografía y temas simbólicos del Románico, como dragones alados, caballeros que van a la guerra, leones, todo tipo de monstruos, herreros, caligrafistas, sastres, o celestinas.
PANORÁMICA DE DOS VALLES
También se encuentra la Ermita de San Miguel, situada en el extremo de la loma. Dispone de una espectacular panorámica del valle del Deva y Potes y conserva sólo el ábside o cabecera de planta rectangular, con bóveda y arco triunfal apuntado, propio del siglo XIII.
También en la comarca lebaniega se encuentra la Ermita de Santa Catalina, cuyas ruinas se elevan sobre la loma que resguarda el monasterio. Se conserva la espadaña y los muros del presbiterio que se unen a ella, con indicios de haber tenido bóveda de cañón apuntado, por lo que correspondería a los inicios de la época gótica.
Los viajeros podrán también visitar la Ermita de San Juan de la Casería, ubicada cerca de la carretera, antes de llegar a Santo Toribio, en el pueblo de Mieses. Es una sencilla construcción rectangular, con puerta de entrada en arco de medio punto y ábside cuadrado, también de mampostería.
La Ermita de San Tirso está levantada sobre un espléndido paraje de la localidad de Ojedo, que puede tener su origen en los primeros siglos de la Reconquista, si bien la actual fábrica nos remite a finales de la época gótica.
Por último, el Templo de San Sebastián de Ojedo tiene su origen en la antigua iglesia prerrománica del siglo IX que se encontraba en el lugar que hoy ocupa la capilla del cementerio y dependió de Santo Toribio. De ella, sólo se conserva el marco de una celosía de piedra, de forma rectangular, con decoración sogueada de influencia asturiana que ha perdido su tracería. Su portada protogótica se encuentra en la actual iglesia parroquial.