Los forenses certifican síntomas "indicativos" de presuntos abusos sexuales de un padre a su hija de 3 años

El acusado fue condenado por un delito de exhibicionismo ante dos vecinas menores de edad

Europa Press Cantabria
Actualizado: miércoles, 17 mayo 2006 16:13

SANTANDER, 17 May. (EUROPA PRESS) -

Los peritos forenses certificaron hoy como "compatibles" e "indicativos" los presuntos abusos sexuales que Miguel A.C. practicó a su hija, de 3 años de edad, a raíz de la exploración practicada a la pequeña el 6 de diciembre de 2004, que revelaron "irritación" y "dilatación vaginal".

Así lo expusieron las especialistas durante el juicio celebrado hoy contra Miguel A.C. en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, por un delito de abuso sexual, en el que la Fiscalía mantuvo la pena máxima para este delito, diez años de cárcel, -en las calificaciones iniciales estaba escrito erróneamente doce años, lo que modificó la fiscal al principio del juicio-, así como la indemnización de 12.000 euros a la menor y la pérdida de la patria potestad durante seis años.

La acusación particular elevó a definitiva la petición de 15 años de prisión, ya que incluye la agravante de parentesco, así como la pérdida de potestad durante 6 años y la indemnización de 30.000 euros. Por su parte, la Defensa mantuvo la libre absolución de su cliente.

El procesado, de 40 años de edad, vecino de Torrelavega, reconoció ante el Tribunal que fue condenado por un delito de exhibicionismo ante dos vecinas, menores de edad, de su misma escalera.

Miguel A.C. se declaró "inocente" cuando le preguntaron si, tal y como sostiene las acusaciones, introdujo su dedo en la vagina de su hija, asegurando que "no sabía" que la pequeña tuviera que ir "al médico" por las irritaciones que padecía en la zona vaginal.

Además, aseguró que "nunca" estaba a solas con la niña, porque la madre de la pequeña estaba "siempre" en la casa, desviando el tema con que en numerosas ocasiones una sobrina venía a jugar al piso, y se metían las dos juntas "al baño".

LE TENÍA MIEDO

La pareja de hecho del acusado y madre de la niña contó ante la Sala una versión bien distinta, asegurando que unos "quince días" previos a que pusiera la denuncia, el 6 de diciembre de 2004, notó un cambio en el estado anímico de la niña, ya que tan pronto como veía entrar al padre por la puerta "se iba al sofá triste y como con miedo".

Ante las irritaciones que presentaba la niña en la vulva, la llevó al pediatra, que no encontró ningún virus, volviendo una semana después a la Residencia para hacerla una ecografía, que también dio pronóstico "negativo" de que la pequeña tuviera una enfermedad.

Fue el 6 de diciembre cuando la madre -a quien le quitaron otro hijo por sentencia judicial- asegura que su hija le contó que su pareja sentimental, con quien llevaba siete años conviviendo, le hacía "pupu", señalando "la vagina y el ano".

Fue entonces cuando la mujer se lo reprochó a Miguel A.C., quien, según ésta, le dijo que si seguía adelante con denunciarle "de la cárcel se salía, pero del cementerio no".

LA NIÑA INCULPÓ A SU PADRE

Las médicos forenses explicaron ante la Sala que en la exploración, la niña se señalaba hacia la vagina diciendo "ha sido papá", de una forma "muy espontánea" y sin que la madre interviniera, certificando que había "irritación" y "dilatación vaginal", algo "indicativo" de "un posible delito sexual".

Además, añadieron que la pequeña se abrió de piernas para explorarla "con mucha facilidad", algo que no es habitual en niños de tan corta edad, dejando entrever que era un acto que ya había hecho anteriormente.

Las psicólogas también apoyaron que eran "altamente probable" los abusos supuestamente cometidos, dada "la naturalidad con que la niña los expone", explicando que si la pequeña "no vuelve a tener contacto con estas experiencias" probablemente no tendrá secuelas en el futuro.

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